miércoles, 20 de octubre de 2010

MASONERÍA Y GNOSTICISMO NAZI

Tomando en cuenta que el Gnosticismo y el Maniqueísmo son un pensamiento religioso, base de la religiosidad de la secta nazi, veamos cuales son los postulados de estos dos plasmas mentales psicológicos:

a) Primero el Maniqueísmo,  religión fundada por el persa Manes, seguidor del zoroastrismo dualista, quien nace en el siglo III, D.C, y crea una religión hiperdualista. Su sistema de creencias se basaba en:

-Fe en la dualidad, en la lucha de opuestos, los dos principios en antagonismo.

- Una guerra eterna entre el Bien y el Mal

- El mundo es procreado por el Cristo (kristo-lucifer) quien triunfaría cuando el Bien venza.

Estos tres postulados tienen raíces judeocristianas, siendo el judaísmo la primera religión monista/creacionista de la visión lineal del tiempo, base de la polaridad y los antagonismos dualistas como los de Creación/anti-Creación, Dios/Diablo, Bien/Mal, Materia/Espíritu, Alma/Cuerpo,Yo/Otro, (base en sí del egoísmo religioso institucionalizado, "si no están con nosotros, están en contra de nosotros", como decía George  W. Bush, nieto del nazi Prescott Bush quien financió al Tercer Reich, "o están con nosotros o con los terroristas" base misma del dualismo maniqueo del Bien contra el Mal)

b) Del Maniqueísmo nace el Gnosticismo que también  tomaba la ideología del nefasto filósofo dualista griego, Platón, quien es divinizado por los gnósticos, y quien enajenó al pensamiento con la idea que hay un mundo sensible material separado del mundo inteligible, o de las ideas y de los arquetipos, esto es influenciado por el dualismo judío del Cielo y del Infierno, y también el cristiano-satánico dualismo Dios/Diablo. Platón, primer filósofo de las escuelas mistéricas masónicas que vienen de Egipto, crea la nefasta idea de que un "demiurgo creó  la materia", que luego los gnósticos sentenciaron que era un "ser malvado", creador del mundo, esencia misma de la brutal enajenación del odio a la vida, el ideal ascético y el desprecio al cuerpo, enemigos de la naturaleza y de la FUERZA VITAL de los cuatro elementos, degradación por la discontinuidad egoica-dualista, base del racionalismo cartesiano, kali yuga.

  La separación cuerpo/alma es un síntoma de la perdición, pues ver en la "materia", en la "vida" una condena, o una "maldad" maniquea, es un suicidio, un atentado contra la verdadera realización. Sus seguidores son de sectas masónicas como la de los ofitas, también en las que pertenecía Simón el Mago, Saturnino, pensadores gnósticos como Basílides, Valentín y sus Discípulos como Carpócrates o la secta de los Docetos, o la secta de los Cátaros, Albigenses, Templarios, actuales masones, fundadores del Partido Nazi con la Sociedad de Thule.  Todos concidían en el mismo principio platónico de que la "Creación de la materia" la realizó un diosecillo "demiurgo", y desde entonces los "anti-creacionistas", enjendros del dualismo comenzaron la insana  creencia de que hay que destruir la materia, razón por la cual inventaron bombas atómicas, bombas de antimateria, y otro armamento que desintegra a la materia, que ya fue utlizado, según la leyenda, en la Atlántida, y fue una de las causas de su desaparición... hay brujos de la muerte que están en guerra contra la supuesta "creación" y que supuestamente están apoyados por entidades transdimensionales y extraterrestres que han llamado "hiperbóreos".---

Están son las bases de la religión nazi, quienes continuaban la labor de los templarios de dominar el mundo y traer el reino de Lúcifer....


 a continuación tres textos: uno que a pesar de su cristianismo inherente  -esto no quiere decir que el autor de este blog sea "cristiano" - demuestra la verdad de la estrecha relación entre la masonería, la nueva era y el gnosticismo. Otro texto sobre el gnosticismo como clave del secreto masónico, y por último, otro texto del masón, Rene Guenon que explica el gnosticismo, FUNDAMENTO DE LA RELIGIÓN NAZI....

3.Nueva Era, masonería y gnosticismo
 
En este tiempo que nos encontramos recorriendo es necesario “sacar a la luz las obras de los que pertenecen a la oscuridad” (Ef 5,11), debido a que “Dios es luz y en Él no hay ninguna oscuridad” (1 Jn 1,5). La luz es símbolo de la santidad, la verdad y la vida, y la oscuridad, símbolo del pecado, la mentira y la muerte.

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Gnosticismo

El gnosticismo es un movimiento filosófico religioso racionalista, con tendencias exclusivistas de origen griego que se remonta a los orígenes del cristianismo. La palabra gnosis, significa “conocimiento”. Todos los grupos gnósticos pretendían que poseían una gnosis o “conocimiento secreto”, un conocimiento especial sobre los secretos del universo. Ellos creían que unos pocos selectos tenían el derecho para llegar este “conocimiento secreto”, los cuales serian alumbrados o instruidos. Para ellos este conocimiento no era producto de un esfuerzo intelectual, sino era el resultado de la revelación divina y este conocimiento o gnosis era la redención.

Para ellos Cristo no era el Dios Hombre, el Verbo de Dios; era un ente más que con el “conocimiento” que trajo de Dios, el hombre se podría salvar y por tanto, el gnosticismo niega el sacrificio expiatorio de Cristo y la necesidad de Él, niega también la Encarnación, muerte y resurrección de Jesús. Estos conceptos paganos penetraron en la Iglesia a principios de la era cristiana. Por esta razón, el apóstol Pablo en la carta a los Colosenses insiste en la divinidad de Cristo (Col 1,12-20; 2,3-5) al igual que el apóstol Juan (Jn 1,1-18).

El gnosticismo produjo sectas en el seno de la Iglesia como los docetistas, monarquistas (antitrinitarios) y se levantaron hombres dentro de la Iglesia con estas herejías como Basilides, Cerinto, Valentin y Marción. Pero también se levantaron verdaderos apologistas, hombres de Dios que, con exposición bíblica clara, desenmascararon estas herejías como Justino Mártir, Ireneo, Tertuliano, Hipólito y otros. El enfrentamiento de Pablo con los gnósticos, algo poco estudiado, constituye uno de los capítulos más brillantes de su trayectoria teológica. Fue un formidable adversario del gnosticismo y creo que su papel fue decisivo para impedir que el cristianismo sufriera mayores estragos.

La Edad Media y el influjo posterior del gnosticismo en la masonería y el rebrote del ocultismo en los siglos XIX y XX, son capítulos que llegan hasta nuestros días y nos sitúan frente a la realidad del tiempo que nos toca vivir como cristianos.

Nueva Era o New Age

En los dos últimos siglos del pasado milenio se han producido repetidos intentos por recuperar la herencia gnóstica y muchos de sus elementos han sido retomados por el movimiento de la Nueva Era; una corriente cultural que utiliza claves de expresión de corte esotérico, ocultista y satanista que constituye una de las principales amenazas contra el cristianismo de nuestro tiempo.

Desde hace treinta años se viene formando una ola cultural/filosófica/religiosa que pretende reaccionar contra el presente estado de la humanidad y empujar la humanidad hacia una nueva conciencia, hacia una nueva forma de ser espiritual. A esta ola le llamamos la Nueva Era (New Age) y, hoy por hoy, no hay ningún aspecto de nuestra vida que no ha sentido sus efectos de alguna forma.

Las ideas y los objetivos de la Nueva Era recogen elementos de las religiones orientales, el espiritismo, las terapias alternativas, la psicología trans-personal, la ecología profunda, la astrología, el gnosticismo y otras corrientes. Los mezcla y los comercializa de mil formas, proclamando el inicio de una nueva época para la humanidad. Pero, en el fondo, no es más que otro intento vano del hombre de salvarse a sí mismo haciendo promesas que no puede cumplir y atribuyéndose poderes que no posee.

Algunas de las organizaciones internacionales que se dedican a temas de esoterismo comercial y popular, como promotores de la Nueva Era, son las siguientes:

-La Sociedad Teosófica: fundada en 1875 en Nueva York por la rusa Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891), espiritista y médium. Su doctrina es una mezcla de espiritismo, ocultismo, principios gnósticos y espiritualidad oriental. Las creencias principales de la Sociedad incluyen la reencarnación, la comunicación con maestros desencarnados, el yoga, la astrología. Puede considerarse que es una de las precursoras del movimiento actual de la Nueva Era.

-Nueva Acrópolis: fundada en Argentina en 1957 por Jorge Angel Livraga. Es un grupo ocultista y gnóstico inspirado principalmente en los escritos de Blavatsky y una mezcla de los conceptos de pensadores antiguos. Sus miembros buscan un estado espiritual superior a través de sugestivas ceremonias de iniciación y la utilización de muchos símbolos y ritos típicos de grupos paramilitares.

-Control Mental Silva: fundado en Laredo, Texas en 1966 por José Silva (n. 1914), consiste en cursos breves de técnicas de control interno y concentración por las que se busca controlar las ondas mentales hasta alcanzar la Sobre-Conciencia o el dominio total de sus estados mentales. El método contiene elementos de espiritismo y sutilmente lleva sus practicantes al panteísmo. Maneja muchos conceptos fundamentales de la Nueva Era y centra la esperanza de salvación en los poderes mentales del hombre. A pesar del hecho de que muchos de los maestros del método hablan un lenguaje "cristiano" y aseguran a sus clientes que el método les ayudará en su vida espiritual, hay elementos substanciales del programa incompatibles con la fe cristiana. Ultimamente la organización Silva en México se ha dedicado a recabar firmas de sacerdotes y monjas que aprueban el método para facilitar su promoción en ámbitos católicos.

-Meditación Trascendental: fundada en 1958 por Maharishi Mahesh Yogi en India pero no se popularizó hasta 1967, gracias a la publicidad ofrecida por los Beatles y otros artistas famosos de la contra-cultura de los años 60. En su doctrina, que nace del hinduismo, se busca la iluminación de la conciencia por la reflexión personal mediante la repetición de mantras (palabras sagradas) y ritos religiosos. Implícitos en las enseñanzas de la MT son el rechazo de doctrinas esenciales al cristianismo (un Dios personal, la Encarnación, la Resurrección, etc...) la veneración del Maharishi y del Guru Dev como santos y mensajeros divinos.

-La Gran Fraternidad Universal: fundada en 1948 en Caracas por el francés Serge Reynald de la Ferriére (1916-1962), quien era muy activo con grupos de teosofía, astrología y la masonería. Su doctrina se basa en prácticas astrológicas, esotéricas y ocultistas, y afirma que todas las religiones son iguales, aunque favorece creencias y prácticas hindúes. Presenta un sincretismo religioso que apela a una ciencia superior que es la verdadera base de toda religión.

-La Iglesia de Cienciología / Dianética: fundada por L. Ron Hubbard (1911-1986), novelista de ciencia-ficción que en 1950 publicó Dianética: La ciencia moderna de la salud mental, un manual de autoconocimiento y desarrollo de potencialidad humana basada en el análisis de experiencias previas al nacimiento. Las asociaciones de médicos más prestigiosas de los EE.UU. han condenado repetidamente las teorías y las terapias de la Dianética como totalmente carentes de base científica y dañinas para la salud mental. Su teoría es que todos los males humanos son causados por "engramas" o cargas negativas que se graban en lo inconsciente del hombre y provocan estragos continuos. Para librarse hace falta una "audición" de parte de un experto que recomendará una serie de cursos que supuestamente llevará al cliente al estado de "claro" o libre de "engramas". La reencarnación y las experiencias extracorporales forman parte de la doctrina de la secta. Hubbard también tiene escritos que atacan duramente al cristianismo.

La Iglesia de Cienciología ha sido definida como una secta destructiva y belicosa y sostiene muchas asociaciones de carácter social y humanitario para lograr mayor aceptación en la sociedad, por ejemplo: Narcanon y la Comisión Ciudadana de los Derechos Humanos.

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Masonería

Podríamos definir la masonería como una gran sociedad esotérica y secreta de corte iniciático. Propiamente hay que fechar el origen de la masonería en el siglo XVIII (aunque había tenido precedentes en la “Royal Society” fundada en 1662), dotada de un contenido ocultista indiscutible. No deja de ser inquietante el hecho de que algunos de los más preclaros ideólogos masones no sólo hayan sido ocultistas, sino abiertamente satanistas como es el caso de Albert Pike, autor de “Morals and Dogmas”, uno de los textos clásicos actuales de la masonería.

La masonería hoy sigue siendo desconocida para el gran público, a pesar de tratarse de un fenómeno de especial importancia en la historia universal; precisamente, este silencio consciente la ha convertido en la sociedad secreta más influyente.

Su extraordinario peso en las revoluciones del siglo XIX y en las grandes crisis del siglo XX, además de su aporte espiritual y su conexión ocultista convierten a la masonería en un fenómeno tan inquietante como interesante, objeto de una necesaria reflexión cristiana.

El papel representado por la masonería en la configuración de algunas de las sectas contemporáneas más importantes es considerable e indiscutible; la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones) fue fundada por el masón Joseph Smith en 1830; los adventistas del Séptimo Día fue fundada por Ellen White, que participó de la masonería de su época, en la década de los 40 del siglo XIX; los Testigos de Jehová (Sociedad Watchtower) tuvieron como fundador a un masón llamado Charles Taze Russell, creándola a finales del siglo XIX. Ninguno de estos pretendidos profetas de Dios fueron excepciones, ya que se trató de manifestaciones repetidas de la forma en que la cosmovisión gnóstica y ocultista de la masonería dio a luz movimientos y grupos que pretenden conocer los secretos escondidos y tener la verdad.

Más información

Si quieres más información acerca de estos temas, puedes consultar los siguientes enlaces:

Gnosticismo y reencarnación
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Sobre la Nueva Era
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La masonería
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El mundo de lo secreto
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¿Qué es una secta?

Fuente: http://apologetica.galeon.com/aficiones1545960.html

El Gnosticismo como clave del Secreto Masónico :

Acabo de indicar que en el seno de los «collegia» romanos, tanto del Imperio occidental como del oriental el cristianismo sustituyó al paganismo en los aspectos religiosos tan importantes en esas asociaciones, que habían sido inicialmente sacerdotales en el mundo antiguo y luego, al secularizarse, no perdieron su vinculación religiosa. Pero también hemos visto cómo la penetración del cristianismo en la sociedad del Imperio, que al principio se consiguió por el ejemplo de amor mutuo y la siembra de mártires, después de Constantino se precipitó como imposición imperial, tan implacable que Teodosio hubo de sufrir duras admoniciones del episcopado por utilizar la coacción y la represión contra los paganos que se resistían a asumir la nueva religión oficial cristiana. El paganismo no se atrincheraba solamente en los campos (pagus, aldea, de donde le viene el nombre) sino que seguían aferrados a él muchos habitantes de las ciudades, sobre todo en el Oriente, donde se produjo una tremenda confusión entre las tradiciones paganas, la nueva e impetuosa corriente cristiana y la pervivencia de las antiguas sectas mistéricas, esotéricas y mágicas; de esta confusión brotaron sincretismos muy diversos que en algunos casos consistían en disfraces cristianos del paganismo y el esoterismo. La creencia sincrética más importante en Alejandría y otros centros del Oriente romano (Palestina, Siria, Mesopotamia, Asia Menor) fue precisamente la gnosis, que junto a esas tendencias religiosas mezclaba tradiciones de pensamiento pitagórico y neoplatónico.

Gnosis conocimiento profundo se contraponía orgullosamente a «doxa», opinión o conocimiento vulgar y superficial. El gnosticismo nace con la expansión del cristianismo y consiste esencialmente en una máscara cristiana del paganismo; en un intento de perpetuar al paganismo dentro del cristianismo. En Persia el gnosticismo hará una nueva síntesis con la dogmática tradicional de la región que equiparaba el bien y el mal, la luz y las tinieblas como principios equivalentes y hostiles; este gnosticismo persa dará origen al maniqueismo que refluirá pronto sobre el Oriente y el Occidente cristiano. Los gnósticos reforzarán así su creencia en un dios bueno, cada vez más remoto e inalcanzable e inoperante y un dios malo o demiurgo, creador del mal y del mundo esencialmente malo. Del neoplatonismo tomaron los gnósticos las tendencias colectivistas y totalitarias de Platón como eugenesia y eutanasia; el culto a la homosexualidad y la aniquilación de la familia por la propiedad común de los hijos; del neopitagorismo la interpretación numérica del cosmos y del destino humano. Cristo, los ángeles y los demonios eran para los gnósticos seres intermedios entre el dios bueno y el malo, eones que influyen de diversa manera en los torcidos caminos del hombre; pero la figura de Cristo queda muy disminuida y marginada en el gnosticismo. El texto gnóstico más difundido es la doctrina expresada en los libros de Hermes, o pseudo Hermes Trismegisto, donde se trasluce claramente la confusión paganizante que caracteriza a las sectas gnósticas.

El gnosticismo, que se presentaba como una sabiduría secreta y superior a las vulgaridades cristianas, influyó extensamente en el espíritu religioso de los «collegia» de constructores que sobrevivían en el Imperio romano de Oriente y transmitían sus saberes a los constructores de Occidente en dos etapas; durante la Edad Antigua, desde sus bases en los territorios bizantinos; y en la plenitud de la Edad Media, cuando entraron en contacto con los cruzados.

En mi opinión el libro más profundo que jamás se haya escrito sobre la Masonería, dentro o fuera de la Masonería es, por motivos que explicaré en la tercera parte, es el de Walton Hannah, pastor anglicano convertido al catolicismo, Darkness visible (Devon, Augustine Press, 1952). Por eso me golpeó como una inspiración la frase de Hannah «Freemasonry was Gnosis» (op. cit. p. 1) y su explicación por la que extiende el gnosticismo a la Masonería actual: «La intención clara de los trabajos masónicos es ofrecer un sistema simbólico y alegórico para la formación del carácter y de la moral basado en modelos paganos que no puedan chocar y por eso puedan convertirse en la base de una creencia en cualquier religión respetada, y así posibilitar la oración y el culto a un Altísimo que pueda equipararse a cualquier deidad»

Aunque Hannah no lo cita, esta identificación moderna (y antigua) de la Masonería con el paganismo es la clave de la repulsa antimasónica expresada por el Papa León XIII en su explicación sobre el mal radical de la masonería: «Querer destruir la religión y la Iglesia, fundada y conservada perpetuamente por el mismo Dios y resucitar después de diecicocho siglos la moral y la doctrina del paganismo, es necedad insigne e impiedad temeraria». Por cierto que el jesuita masómano Ferrer Benimeli, postrado habitualmente ante la «oscuridad visible», no analiza jamás en sus obras este carácter esencial pagano y gnóstico de la Masonería, ni cita en su extensa Bibliografía de la Masonería (Madrid, Fundación Universitaria Española, 1977) al libro esencialisimo de Walton Hannah, que llevaba ya muchas ediciones al aparecer el recuento bibliográfico de Ferrer.

El origen y la raíz gnóstica de la Masonería, que cada vez veo más claro como segundo secreto o secreto histórico del Arte, ha obtenido el reconocimiento de los propios autores masones más solventes. Lennhoff cita de forma expresa la tradición masónica de Hermes Trismegisto y la de Pitágoras precisamente en relación con el secreto histórico y resalta la figura de Hermes. Poco más adelante apunta entre las raíces masónicas el esoterismo de los cultos a Osiris (un tema predilecto de los gnósticos) y el influjo de los neoplatónicos del Renacimiento, que en mi opinión integran una de las recurrencias gnósticas que aparecen a lo largo de la Historia. Al principio de su libro Lennhoff se adhiere a varios autores masónicos que insisten en la tesis gnóstica de que sólo un iniciado puede comprender el secreto de la revelación. Y cuando trata de refutar la teoría del abate Barruel sobre la recurrencia gnóstica aplicada a la Masonería, Paul Naudon no tiene más remedio que expresar su oposición con un cierto regusto de reconocimiento. Porque ese rechazo se debe a la insistencia del ilustre autor en subrayar el carácter cristiano de la masonería operativa en el Bajo Imperio; donde por desgracia el cristianismo de los «collegia», sobre todo en Oriente, me parece muy seriamente contaminado de gnosticismo y a la larga la historia masónica mostrará que ha sido el gnosticismo y no el cristianismo quien ha terminado por imponerse en la entraña de la Masonería.

 

LA GNOSIS Y LA FRANCMASONERIA

RENE GUENON
LA GNOSIS Y LA FRANCMASONERIA ( * )

"La Gnosis, ha dicho el M\ Il\ H\ Albert Pike, es la esencia y el meollo de la Francmasonería". Por Gnosis, debemos entender aquí ese Conocimiento tradicional que constituye el fondo común de todas las iniciaciones, cuyas doctrinas y símbolos se han transmitido, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, a través de todas las Fraternidades secretas cuya extensa cadena jamás ha sido interrumpida. Toda doctrina esotérica puede únicamente transmitirse por medio de una iniciación y cada iniciación incluye necesariamente varias fases sucesivas, a las cuales corresponden otros tantos grados diferentes. Tales grados y fases pueden ser reducidos, en última instancia, siempre a tres; podemos considerar que marcan las tres edades del iniciado, o las tres épocas de su educación y caracterizarlas
respectivamente con estas tres palabras: nacer, crecer, producir. A este respecto, el H\Oswald Wirth escribió: "La iniciación masónica tiene como objetivo luminar a los hombres, a fin de enseñarles a trabajar útilmente, en plena conformidad con las finalidades mismas de su existencia. Ahora bien, para iluminar a los hombres, en primer lugar se hace necesario liberarlos de todo lo que puede impedirles ver la Luz. Esto se logra sometiéndolos a ciertas purificaciones, destinadas a eliminar las escorias heterogéneas, causales de la opacidad de aquellas envolturas que sirven como cortezas protectoras del núcleo espiritual humano. Cuando las mismas se vuelven cristalinas, su perfecta transparencia deja penetrar los rayos de la Luz exterior hasta el centro consciente del iniciado. Todo su ser, entonces, se satura progresivamente, hasta llegar a convertirse en un Iluminado, en el sentido más elevado de la palabra, vale decir un Adepto, transformado ya en un foco irradiante de Luz. "Consecuentemente, la iniciación masónica conlleva tres fases distintas, consagradas sucesivamente al descubrimiento, a la asimilación y a la propagación de la Luz. Estas fases están representadas por los tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, que corresponden a la triple misión de los masones, que consiste en buscar primero, para poseer después y, finalmente, poder difundir la Luz. "El número de estos grados es inamovible: no podría haber ni más ni menos que tres. La invención de los distintos sistemas llamados de altos grados descansa sobre un error, que llevó a confundir los grados iniciáticos, estrictamente limitados a tres, con los estados transitorios de la iniciación, cuya multiplicidad es necesariamente indefinida. "Los grados iniciáticos corresponden al triple programa perseguido por la iniciación masónica. Esotéricamente, aportan una solución a las tres cuestiones del enigma de la Esfinge: ¿de dónde provenimos? ¿qué somos? ¿a dónde vamos?, y con ello responden a todo cuanto puede interesar al hombre. Son inmutables en sus caracteres fundamentales y conforman en su trinidad un todo acabado, al que nada se puede quitar ni agregar: los grados de Aprendiz y de Compañero son los dos pilares que sostienen a la Maestría. "En cuanto a los estados transitorios de la iniciación, ellos permiten al iniciado penetrar más o menos profundamente en el esoterismo de cada grado; de aquí resulta un número indefinido de maneras distintas de tomar posesión de los tres grados de Aprendiz, de Compañero y de Maestro. Puede poseerse sólo la forma exterior, la letra y no la comprensión; en Masonería, como en todas partes, hay, bajo este aspecto, muchos llamados y pocos elegidos, ya que solamente a los verdaderos iniciados les está dado aferrar el espíritu íntimo de los grados iniciáticos. No todos llegan, por otra parte, con igual éxito; muy a menudo apenas logran superar la ignorancia esotérica, sin marchar de manera decidida hacia el Conocimiento integral, hacia la Gnosis perfecta. "Esta última, representada en la Masonería por la letra G\ de la Estrella Flamígera, se aplica simultáneamente al programa de búsqueda intelectual y de entrenamiento moral de los tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro. Con el Aprendizaje, busca penetrar el misterio del origen de las cosas; con el Compañerismo, descubre el secreto de la naturaleza del hombre, y revela, con la Maestría, los arcanos del destino futuro de los seres. Enseña, además, al Aprendiz a potenciar al máximo sus propias fuerzas; muestra al Compañero como captar las fuerzas del medio ambiente y enseña al Maestro a regir soberanamente sobre la naturaleza obediente al cetro de su inteligencia. No hay que olvidar, en efecto, que la iniciación masónica se remonta al Gran Arte, al Arte Sacerdotal y Real de los antiguos iniciados" ( 1 ). Sin querer entrar en la compleja cuestión de los orígenes históricos de la Masonería, recordaremos tan solo que la Masonería moderna, tal como se la conoce actualmente, deriva de una fusión parcial de los Rosa–Cruces, quienes habían conservado la doctrina gnóstica desde la edad media, con las antiguas corporaciones de Masones Constructores, cuyas herramientas, por lo demás, ya habían sido empleadas como símbolos por los filósofos herméticos, tal como puede verse, en particular, en una figura de Basilio Valentín ( 2 ). Pero, dejando por el momento de lado el punto de vista restringido del Gnosticismo, por nuestra parte haremos hincapié en el hecho de que la iniciación masónica, como toda iniciación, tiene como fin la conquista del Conocimiento integral, que es la Gnosis en el verdadero sentido de la palabra. Podemos decir que es este Conocimiento mismo lo que, hablando con propiedad, constituye realmente el secreto masónico y por esta razón dicho secreto resulta esencialmente incomunicable. Para concluir y a fin de evitar cualquier malentendido, agregaremos que, para nosotros, la Masonería no puede ni debe sujetarse a ninguna opinión filosófica particular, que ella no es más espiritualista que materialista, ni tampoco más deísta que atea o panteísta, en el sentido que habitualmente se atribuye a estas diversas denominaciones, puesto que ella debe ser pura y simplemente la Masonería. Cada uno de sus miembros, al entrar en el Templo, debe despojarse de su personalidad profana y hacer abstracción de cuanto sea extraño a los principios fundamentales de la Masonería, principios a cuyo alrededor todos debieran unirse para trabajar en común en la Gran Obra de la Construcción universal.


Traducción: Franco Peregrino.
http://apologeticahttp://apologetica.galeon.com/aficiones1545960.html.galeon.com/aficiones1545960.html