lunes, 5 de septiembre de 2011

RACISMO HITLERISTA

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Adolf Hitler nació un 20 de abril de 1889 en un pueblo austríaco de Braunauarm-Inn cercano a la frontera bávara. Apasionado lector concurría a las bibliotecas públicas de Viena, donde tomó contacto con la filosofía decadentista alemana .

"Un decreto bien hecho del destino me hizo nacer en Braumau, sobre el Rhin. Esa pequeña ciudad se encuentra en la frontera de esos dos Estados alemanes cuya reunión nos parecía, a nosotros, obra de la joven generación, que era la obra que deberíamos realizar por todos los medios posibles. La Austria alemana debería volver a la gran madre patria alemana... los hombres de una misma sangre deben pertenecer al mismo reich. Por eso la pequeña ciudad fronteriza de Braumau, se me mostraba como el simbolo de una gran mision"... A. Hitler

Así comienza la obra que entre 1924 y 1925, Hitler redacta en la cárcel de Landsberg del Lech en Baviera, cuando cumplía una condena de cinco años por el fracasado golpe de Estado en Munich el 9 de noviembre de 1923. Hitler se cree un mesías salvador predestinado por el lugar donde nació y con una gloriosa misión que era la de hacer triunfar, contra todas las leyes falsas y artificiales, una ley natural y sagrada: “la ley de la comunidad de sangre”. Hitler se dice “elegido del Cielo para proclamar la voluntad racista del Creador”.El Mein Kampf es el libro en el que expone su doctrina racista tomando diversos elementos de la tradicción alemana: nacionalismo, xenófobia, pangermanismo, superioridad de los arios, aspiración a un “cristianismo alemán” neopagano y a un “socialismo alemán”, culto a las fuerzas de la naturaleza, mito del superhombre, etc.
La doctrina nacionalsocialista que surge de la síntesis de estos elementos, constituye más que una ideología. En realidad se convertía en una verdadera religión secular en la que se propuso crear un nuevo hombre alemán, sustituyendo en su alma todos los valores heredados del cristianismo, por la teología del arianismo. Para Hitler, la raza era el fundamento de la historia del mundo, de la organización de los estados y de las grandes civilizaciones. Estas serían el fruto de “razas superiores” que crearían la civilización a costa de los “seres inferiores”.

“Una de las premisas más esenciales para la formación de las culturas superiores es la existencia de hombres inferiores…; es indudable que la primera cultura de la humanidad no se debió tanto a la domesticación de los animales como al empleo de hombres inferiores”. Adolf Hitler. Mein Kampf

En realidad no hay nada original en las concepciones raciales de Hitler. En su libro encontramos muchos de los tópicos raciales más ingenuos y extendidos, como la afirmación de que el mestizaje produce descendientes de “inferior calidad racial”, o que la raza aria es la raza superior y la única creadora de cultura.

“El ario es el Prometeo de la humanidad, y de su frente brotó, en todas las épocas, la centella del Genio, encendiendo siempre de nuevo aquel fuego del conocimiento que iluminó la noche de los misterios, haciendo elevarse al hombre a una situación de superioridad sobre los demás seres terrestres. Exclúyase, y, tal vez después de pocos milenios descenderán una vez más las tinieblas sobre la Tierra. ¡La civilización humana llegaría a su término y el mundo se volvería un desierto!” A. Hitler. Mein Kampf

Repite las ideas gobineanas afirmando que “Todas las grandes civilizaciones del pasado cayeron en decadencia, porque la raza original creativa murió, como resultado de la contaminación de la sangre”. Hitler, al igual que los ideólogos anteriores, consideraba que la mezcla de las razas provocaba la degeneración y la decadencia de la raza aria. Creía así mismo, que el pueblo alemán no había podido conservar de manera íntegra sus características arias, por lo que era urgente purificarle prohibiéndole los matrimonios mixtos, para así conseguir en el corazón de Europa un sólido núcleo germánico.

“El proceso de su evolución representa siempre el siguiente cuadro: grupos arios, por lo general en proporción numérica verdaderamente pequeña, dominan pueblos extranjeros y gracias a las especiales condiciones de vida del nuevo ambiente geográfico (fertilidad, clima, etc.), así como también favorecidos por el gran número de elementos auxiliares de raza inferior disponibles para el trabajo, desarrollan la capacidad intelectual y organizadora latente en ellos. En pocos milenios y hasta en siglos logran crear civilizaciones que llevan primordialmente el sello característico de sus inspiradores y que están adaptadas a las ya mencionadas condiciones del suelo y de la vida de los autóctonos sometidos. A la postre, empero, los conquistadores pecan contra el principio de la conservación de la pureza de su sangre que habían respetado en un comienzo. Empiezan a mezclarse con los autóctonos y cierran con ello el capítulo de su propioa existencia. La caída por el pecado en el Paraíso tuvo como consecuencia la expulsión. Después de un milenio, o más, se mantiene aún el último vestigio visible del antiguo pueblo dominador en la coloración más clara de la piel, dejada por sus sangre a la raza vencida y también en una civilización ya en decadencia, que fuera creada por él en un comienzo”. A. Hitler. Mein Kampf

En su opinión el Estado debe tomar medidas para que “únicamente los sanos tengan descendencia” y evitar la reproducción de los enfermos de “sífilis, tuberculosis, enfermedades hereditarias, de los tarados y de los cretinos”. Por otra parte, el Estado velará con medidas políticas para que solamente los individuos valiosos se reproduzcan. Esta política no daría sus resultados de manera inmediata, sino al cabo de unos seis siglos más tarde, un período de tiempo, bastante asequible para alguien que esperaba que el Tercer Reich durara más de dos mil años.

“Sólo existe, sin embargo, un derecho sagrado y ese derecho es un deber para con lo más sagrado, consistiendo en velar por la pureza racial. Por la defensa de la parte más sana de la humanidad, se hace posible un perfeccionamiento mayor de la especie humana.
Un Estado de concepción racista, en primer lugar, el deber de sacar al matrimonio del plano de una perpetua degradación racial y consgrarlo como la institución destinada a crear seres a imagen del Señor y no monstruos, mitad hombre, mitad mono…
Es deber del Estado Racista reparar los daños ocasionados en este orden. Tiene que comenzar por hacer de la cuestión de la raza el punto central de la vida general; tiene que velar por la conservación de su pureza y tiene que consagrar al niño como el bien más preciado de su pueblo. Está obligado a cuidar que sólo los individuos sanos tengan descendencia”. A. Hitler. Mein Kampf


Una selección eugenésica de las parejas destinadas a la reproducción es el objetivo que se plantea Hitler. Una labor unida a una educación ciudadana en las escuelas donde se desanime a aquellos que presenten taras a casarse y tener descendencia.

“El Estado, por medio de la educación tiene que persuadir al individuo de que estar enfermo y ser físicamente débil no constituye una afrenta, sino simplemente una desgracia digna de compasión; pero que es un crimen, y por consiguiente, una afrenta, transmitir por propio egoísmo esa desgracia a seres inocentes”. A. Hitler. Mein Kampf

Esta labor continuada durante al menos seiscientos años aseguraría la venida del “superhombre”.

“Una prohibición, durante seis siglos, de procreación de los degenerados físicos y mentales no sólo liberaría a la humanidad de esa inmensa desgracia sino que, además, produciría una situación de higiene y de salubridad que hoy parece casi imposible”. A. Hitler. Mein Kampf

Hitler arremete, como ya lo hiciera Nietszche años antes, contra todos aquellos valores de la civilización occidental:

“La nación es una invención de las clases capitalistas; la patria, instrumento de la burguesía para la explotación de la clase obrera; la autoridad destinada a producir un material humano de esclavos, y también de guardianes; la religión, medio de debilitar al pueblo para mejor explotarlo a continuación; la moral, principio de estúpida paciencia para uso de borregos”. A. Hitler

Respecto de la política dirá:

"En política triunfa sólo el que es brutal e intolerante; la masa tiene horror a los débiles y a los tibios; la masa se somete a las fuertes, al hombre entero, fanático, que infunde miedo y terror".
"El terror en el trabajo, en la fábrica, en los lugares de reunión y con ocasión de los mítines tendrá pleno éxito mientras un terror igual no le obstruya el camino (...) Si a la socialdemocracia se opone una doctrina mejor fundada, ésta vencerá, aunque la lucha sea dura, a condicion, sin embargo, de que actue con la misma brutalidad". A. Hitler


Para el nacionalsocialismo, al igual que para el comunismo, el individuo no tendría existencia sino en tanto como miembro de una comunidad superior. Una suprema realidad a la que tendría que subordinarse y sacrificarse por entero. Para el nazismo la comunidad será la raza. En el comunismo será la clase.
Hitler sintió hacía los judíos un odio muy especial; quiso tratarles no sólo como raza inferior sino también como contra-raza portadora de todo el mal y de todo lo horrendo de este mundo:

“De modo que ahora creo que estoy actuando en el sentido deseado por el Creador todopoderoso: al luchar contra el judío estoy defendiendo la obra del Señor”.A. Hitler. Mein Kampf

El judío se convirtió pues, en el chivo expiatorio. Para cumplir su destino la nación alemana debe odiar a las demás razas, bien entendido que los no nórdicos son una especie de subhombres, intermedios entre el hombre nórdico y el animal. Se trata de restaurar las fuentes originarias de lo nórdico y alemán y para ello, siendo el cristianismo una religión de origen semita, se imponían como tarea acabar con «los repugnantes principios del cristianismo y de la civilización occidental», inaugurando el nuevo milenio dirigido por el Tercer Reich (Tercer Imperio).

El racismo de Hitler era esencialmente pragmático y requería para su ejecución un plan de acción social en el cual debían de colaborar todas las instituciones del Estado, y en el que los propios científicos se encargarían de dar su legitimación científica. Numerosos investigadores, incluyendo antropólogos, biólogos, historiadores, sociólogos y médicos, se adhirieron voluntariamente y de forma entusiasta al régimen nazi y sus propósitos. Más de la mitad de los biólogos que ocupaban puestos académicos se hicieron del partido, una proporción superior a la media de otros colectivos profesionales. La Sociedad Alemana para la Higiene Racial llegó a tener más de 1.300 miembros, muchos de ellos académicos a finales de la década de los años 30. El método científico se aplicó a cuestiones tales como el diseño de campos de exterminio o al de la gestión de la información personal para optimizar el control de los enemigos del régimen. Los datos aportados por los antropólogos sirvieron para identificar racialmente a los ciudadanos “imperfectos” y permitieron a las brigadas de las SS descubrir judíos no fichados.

Rosenberg: El ideólogo del nacionalsocialismo



Pero quizás quien puede ser considerado el principal ideólogo de la política racista durante el gobierno de Adolf Hitler fue el estonio Alfred Rosenberg. Gran defensor de la pureza de la raza conoce a Hitler en 1919, momento en el cual inicia su carrera política trabajando como redactor en el periódico Volkischer Beobachter. Pronto se convirtió en una gran líder mediático. Su pensamiento estaba influido por Houston S. Chamberlain, las doctrinas del superhombre de Nietzsche y la obra de Gobineau.
Al escribir su obra en 1930 “El mito del siglo XX”, expone su concepción de la “pureza racial de Alemania”, convirtiéndose así en el principal teórico de las premisas racistas del régimen nacionalsocialista. En esta obra expone tres conceptos básicos sobre los que se fundamentará la política racista del tercer Reich: la raza, el anticomunismo y el lebensraum o doctrina del espacio vital.
Rosenberg afirma que al concepto zoológico de raza hay que añadirle un espíritu de raza:

“Al aspecto externo del hombre va unido un determinado carácter, una actitud espiritual perfectamente determinada”. A. Rosenberg. Blue und Ehre. 1939

Él insistirá en la idea de la “unidad de cuerpo, alma y espíritu”,

“Sangre y carácter, raza y alma no son más que distintas denominaciones para un mismo ser”. A. Rosenberg. Gestaltug der Idee. 1942.

Pero en todo caso estos tres elementos son de origen material, ya que para él “entre el mundo espiritual y el mundo físico no hay ninguna frontera clara: ambos constituyen un todo indiviso inseparable”. Esta visión inmanentista de Rosenberg constituirá su “síntesis mística” entre sangre y alma, entre herencia biológica y espíritu.
Pero donde destacará Rosenberg será en ser el principal teórico del antisemitismo nazi. Su intención era dar una nueva imagen de la historia de la Tierra y de la humanidad. En opinión de Rosenberg la historia no era más que la lucha entre la raza nórdica-aria y la semita. Llegará a crear una mitología nacional basada en cultos paganos al dios Odín, con inspiración en los místicos alemanes, el pensamiento federiquiano y la música de Bach.
Rosenberg era conocido también por sus ataques al cristianismo considerado como una emanación del decadente orientalismo judaico. Lo declarará causante del colapso del Imperio Romano por el efecto debilitador de la doctrina del “amor” judeo-cristiano que sustituiría al vitalismo antropocéntrico y a las tradiciones de sana vitalidad que habrían predominado anteriormente entre los indoeuropeos romanos de la época romana republicana.
En 1933 asume la jefatura del Servicio de Asuntos Extranjeros del Partido, cargo que empleará para saquear museos, bibliotecas y obras de arte que pertenecían a particulares judíos. Durante la II Guerra Mundial colaboró en el plan de invasión de Noruega organizando el expolio de los tesoros de arte europeos.
Su interés por el ocultismo le llevó a viajar por Francia, Bélgica y Holanda buscando documentos y archivos que refrendasen sus teórías esotérico-políticas. Todo aquel material que contradecía sus tesis era requisado y destruido.
Esta visión neopagana de la religión le lleva a desarrollar un anticatolicismo visceral que llega a convertirse en un anticristianismo. El historiador Honrad Löw presenta un informe de las SS en el que se muestra el anticatolicismo del régimen nazi.

«Es indiscutible que la Iglesia católica en Alemania se opone decididamente a la política gubernamental de oposición al poder hebreo. Por consiguiente, realiza un trabajo de apoyo a los judíos, les ayuda a huir, utiliza todos los medios para apoyarlos en la vida cotidiana, y facilita su estancia ilegítima en el imperio del Reich. Las personas encargadas de esta tarea disfrutan de pleno apoyo del episcopado y no dudan en quitar a los alemanes, e incluso a los niños alemanes, la escasa comida para dársela a los judíos». Konrad Löw «Judíos y cristianos en la opinión de los nazis y en los tiempos presentes» 2002

Nombrado ministro de los Territorios Ocupados del Este (1941-45), ordenó la deportación y la ejecución de millones de personas con el objetivo de germanizar Ucrania. En 1945 fue juzgado por crímenes contra la humanidad en Nuremberg y en 1946 fue ejecutado en la horca.

10.3. La Rassenhygiene o ciencia de la higiene racial

Durante el regimen nazi la antropología racial (Rassenkunde) y la higiene racial (Rassenhygiene) se convirtieron en campos científicos de gran respetabilidad. El concepto de Rassehygiene, o ciencia de la higiene racial fue acuñado en 1895 por el psiquiatra suizo Alfred Ploetz (1860-1940). El objetivo de esta “ciencia” era la selección adecuada de las parejas reproductivas y la reproducción controlada, lo cual llevaría de manera gradual a una nación más saludable y racialmente deseable. Junto con Ernst Rüdin funda en 1904 la “Revista de Razas y Biología Social”, que es considerado el primer periódico en el mundo sobre la eugenesia. En 1905 funda la Sociedad para la Higiene Racial, a la que añadiría más tarde el término “Eugenésica”. Esta Sociedad tomó el ideal de la supremacía nórdica. Su objetivo era la revisión, por parte de un grupo de “expertos” nombrados oficialmente de los niños recién nacidos. Ellos eran los que decidían si el niño era racialmente aprovechable o tenía que eliminarse inmediatamente.
Fue durante esta época que se promulgaron una serie de leyes de higiene racial. En 1933 la Ley de esterilización que pretendía la prevención de la descendencia genéticamente enferma. Esta ley afectó a unas 400.000 personas. Las Leyes de Nuremberg (1935) definían una ley de ciudadanía, en la que se excluía deliberadamente a los judíos. Se establecía una ley de protección de la sangre, prohibiéndose los matrimonios y las relaciones sexuales entre judíos y no judíos. También se dictaron una serie de leyes de salud matrimonial, en las que se imponía un riguroso examen médico a los jóvenes antes del matrimonio. La ley de la eutanasia de 1939 autorizaba a ciertos médicos a suministrar una muerte piadosa a pacientes incurables. Hacia 1941 habían sido asesinados 70.000 pacientes de hospitales mentales. Ese mismo año se amplió la ley para “eliminar” a las que se llamó “vidas no merecedoras de vivir”.
El Reich trató también de crear una “cultura aria” y para ello era importante inventarse una “historia aria”. De eso se encargó el Instituto Ahnenerbe, que sentaría las bases y fundamentos de un sistema basado en la “Raza aria” como referente. Su tarea fue desenterrar, crear, inventar, robar o falsificar pruebas de las cualidades y prestaciones de la “Raza Aria” hasta la edad de piedra. También se encargarían de divulgar estos “hallazgos” a la población con fines puramente propagandísticos. Para el nazismo los alemanes (puros) descendían directamente de los arios heredando la inteligencia y la brillantez de sus antepasados, y solamente ellos eran capaces de crear cultura. Solo los arios eran poseedores del genio para alcanzar la civilización, crear música, literatura, arte… y solo ellos eran los llamados a conducir a la humanidad por el camino del desarrollo. Todo ello respaldado por pruebas que Ahnenerbe se encargó de inventar y robar a otras culturas en todo el mundo.
El historiador Michael Biddis ha comentado que:

“La historia del mito ario demuestra el poder de la fe sobre el conocimiento… Es posible que en la actualidad oigamos hablar más de caucásicos que de arios, pero la esencia y los errores de la fe en la supremacía blanca perduran”.Michael Biddis

Otros de los paladines de la Rassenhygiene fue el antropólogo Hans Gunther (1891-1968) quien tuvo también una gran influencia en la doctrina racial del nacionalsocialismo. Escribirá en los años 20 una serie de libros populares sobre las virtudes de la raza nórdica. En ellos estimaba que únicamente entre un 6% y un 8% de la población alemana podía considerarse raza nórdica “pura”. De entre estas obras destacará Short Ethnology of the German People (1929) en donde reemplaza la noción vaga del “ario” por la del “nórdico”, que para él era mucho más precisa.

“La raza nórdica es alta, de piernas largas, delgadas y con un promedio de estatura que entre los elementos masculinos supera normalmente 1,74 m. Los miembros son vigorosos y ágiles en su apariencia externa. (…)
El corte de cara de las facciones nórdicas, especialmente en el elemento masculino, da el efecto de arrojo y valentía especialmente a través de los rasgos dominantes de su perfil: su frente, su elevada y distinguida nariz, y finalmente su barbilla prominente. La suavidad de sus facciones da una clar expresión a su fisonomía. En el elemento femenino la barbilla tiene más arco, la nariz es menos aguda y además se une con un rostro no tan prominente. (…)
Si un pintor, un dibujante o un escultor quiere representar la imagen de la determinación, de la decisión o de la resolución, o una característica de nobleza, superioridad o heroísmo humano, tanto en hombre como en mujer, en la mayoría de los casos crea imágenes que son más o menos aproximadamente la imagen de la raza nórdica”. Hans Günther. En Mosse: La cultura nazi.

Mas para Gunther, no es lo mismo germano que nórdico (Klenie Rassenkude des deutshen Volkes). Según Gunther la herencia nórdica total de Alemania, era a lo más un 45 – 50%, datos obtenidos exclusivamente de la observación de rasgos externos como tono de piel, color del cabello, etc. De esta manera divide al pueblo alemán en dos clases, los nórdicos y los híbridos. Estos últimos los describirá como personas bajas, de 170 cm de altura, con un índice cefálico superior al 76, un índice nasal platirrino, pelo trigueño, ojos color avellana o café, de complexión no delgada, labios gruesos, y barbilla no firme. A estos individuos Gunther los llamará bastardos y como tales, ciudadanos de segunda clase e inferiores, al menos físicamente.
Dado que el 95% de la población alemana, asi como casi todos los altos cargos del NSDAP cumplían la definición dada por Gunther de “bastardo”, al partido le era imposible aceptar sus conclusions. El partido, que se había prometido unir a la nación alemana y eliminar las distinciones de clase, aparecía ahora apoyando distinciones más exclusivas. Por todo ello las tesis de Gunther debían ser rechazadas.
Una de las especialidades de Günther fue la identificación física de los judíos. Junto con Fritz Lenz se encargaron de identificar y esterilizar a los Rheinlandbastarde, unos descendientes de mujeres alemanas y soldados africanos que pertenecían a las tropas francesas que ocuparon la región del Rhineland después de la Primera Guerra Mundial.
Precisamente de los judíos decía Günther en su libro Rassenkunde des jüdischen Volkes (Tratado racial del pueblo judío, 1929): Esta raza ha salido del desierto, y su conducta espiritual se inclina a convertir en desierto nuevamente el suelo ya cultivado”.Respecto de los gitanos Gunther declaró:

“Los gitanos han conservado de hecho algunos elementos de su hogar nórdico, pero descienden de las clases más bajas de la población de esta región. En el curso de su migración, absorbieron la sangre de los pueblos circundantes, debiendo así una mezcla racial oriental, Oeste-Asiática, con una adición de cepas hindúes, centro-asiáticas y europeas”. Hans Gunther. Rassenkunde des Judischen Volteen. Munich 1930.Otra figura destacable de estas políticas es el genetista Otmar Freiherr von Verschuer (1896-1969) quien orientó sus estudios a demostrar vínculos genéticos entre un individuo y un hipotético colectivo racial de orden superior o Volk al que pertenecería este individuo. En un escrito suyo de 1939 se puede leer:

“Nosotros los genetistas e higienistas raciales hemos tenido la fortuna de ver como el silencioso trabajo del estudio del investigador del laboratorio científico encuentra aplicación en la vida de las personas”. Otmar Freiherr von VerschuerVon Verschuer fue director de la división "Herencia humana" del Instituto Kaiser Wilhelm en Berlin, en 1934. El mismo declaraba ser el "responsable de asegurar que el cuidado de los genes y de la raza, campo en que Alemania era líder mundial, tuviesen una base tan firme que pudieran resistir a cualquier ataque exterior". De 1936 a 1942 asumió la dirección del Instituto del Tercer Reich para la Herencia, la Biología y la Pureza Racial, en Francfort.
Se trata de un criminal de guerra, que escapó de las persecuciones, a pesar de saberse que él aseguraba la financiación y utilización de los resultados de sus “investigaciones” en Auschwitz. Von Veurscher fue quien recomendó a un joven estudiante que aceptara un puesto de trabajo en el campo de Auschwitz, ya que según él, las posibilidades de investigación allí eran inmensas debido a la diversidad de grupos raciales confinados; el estudiante se llamaba Josef Mengele, quien llegó a ser conocido como el “ángel de la muerte”.
El Ministerio de Salud del Reich creó un Centro para la Investigación sobre la Biología de las Poblaciones y la Higiene Racial. Su director fue el médico y psicólogo Robert Ritter, quien centró sus inquietudes científicas en el tema de los gitanos, a los que clasificó como “portadores de sangre no alemana y gente de orígenes etnológicos enteramente primitivos e incapaces de una adaptación social real”. Junto con su ayudante de campo Eva Justín realizó un estudio de campo extensivo durante la primavera de 1936, realizando entrevistas y exámenes médicos a más de 24.000 gitanos, para recoger datos acerca de su genealogía y genética. Se hicieron clasificaciones raciales en diversos grupos y se propuso como solución a la “cuestión gitana” (Zigeunerfrage) “reunirlos a todos en grandes campos de trabajo y mantenerlos trabajando allí” que se determinó que la mayoría de los gitanos representaba un peligro para la pureza racial alemana y, por tanto, debían ser eliminados.
Los gitanos fueron una fuente de confusión ideológica en la Alemania nazi, ya que, si las ideas sobre la raza aria eran correctas y los gitanos venían originariamente de la India (de donde habrían salido hacía unos mil años), deberían ser, en buena lógica, descendientes de arios. El mismo Heinrich Himmler, famoso por sus desvaríos místico-raciales, creía que algunos grupos de gitanos podían ser considerados arios y por tanto podían tener más valor racial que otros, aunque al final acabaron todos en el mismo saco racial, llevando simplemente una Z de Zigeuner (zíngaro) en los uniformes en el campo de exterminio. Himmler firmó la orden para enviar a los gitanos alemanes a Auschwitz el 16 de diciembre de 1942, desencadenando el Porrajmos u Holocausto gitano.

El suizo germanófilo Otto Hauser (1874-1932) en su obra “Raza y cultura” (1916) dice que los griegos han sido “un pueblo rubio, bien definido, que llegó por sí mismo a una cultura cuyo nivel será admirado siempre, que será siempre ejemplar, mientras circule en un pueblo, en un individuo, sangre nórdica afín”.
Pero las teorías raciales germanas no se dirigen exclusivamente contra los judíos, sino que también hacia gran parte de su propio pueblo, contra los descendientes de la raza alpina, que Günther había rebautizado como oriental. Para Günther la existencia de esta raza oriental, sin talento y sin espíritu creador en el corazón de Europa amenaza la pureza de los nórdicos. El oriental es la negación del hombre nórdico. El oriental es el pacifista nato, el hombre de la masa; de ahí su preferencia por la democracia. No posee ningún rasgo heróico y tampoco presenta ninguna comprensión para la grandeza de la patria y de la nación. Resumiendo, para Günther, los orientales son buenos como súbditos, pero no pueden ser jefes; para ser jefe solo están llamados los nórdicos.
A los alpinos (orientales) se les acusará de incesto y de otras perversiones sexuales.

“La relación sexual dentro del mismo linaje, es decir, entre hermanos y entre padres e hijos, según me informan médicos de aquellos distritos, no serían ninguna gran rareza en los territorios orientales. El alma oriental no conoce quizá el concepto del incesto”. L. F. Clauss: Rasse und Seele

Pero los ataques más virulentos los hará Hauser en “Raza y cultura”, pues considera de ellos que es un pueblo corrompido.

“Por el dinero, todo le es grato. Vendería sin titubear su honor, si lo tuviera. Es el demócrata y el capitalista nato... El oriental es más lascivo que las razas puras y cruzadas. Para él tienen que danzar en el escenario mujeres y hombres desnudos y apretujarse en lo posible; lee con preferencia perversidades y las practica cuando tiene dinero para ello. Esclaviza a la mujer y es esclavizado por ella. Defiende el Individualismo en el sentido que cada cual puede hacer todo lo que quiere, violar niñas y niños, emplear todos los medios en la competencia social, espiritual y política. Y mientras en los demás es regla deportiva no echar mano a las partes sexuales del adversario, practica él, que por lo demás sostiene la liberación de todos los placeres, ese ejercicio con preferencia cuando puede atraer hacia él los genios que le son -a él, típicamente agenial- desagradables, y trata de hacer caer a los adversarios políticos a quienes no puede vencer en lucha honrada”. Otto Hauser: Rasse und Kultur; pág. 69.
Y en otro pasaje de su obra cuenta Hauser a sus lectores:

En su sexualidad el oriental es vulgar. No se puede estar con él media hora sin que cuente, no sólo anécdotas obscenas, sino sus propias aventuras sexuales, y, en lo posible, también las de su mujer; y las mujeres entretienen a sus oyentes sobre sus dificultades en la menstruación. Su cría llena las paredes de vaginas y de penes, y concierta en los urinarios públicos las citas sexuales”.
Cuando uno lee estos comentarios tiene la impresión de que se está ante un enfermo con inclinaciones perversas que no conoce una sana sensualidad. Esto solo demuestra hasta que punto son capaces de llegar los teóricos de la raza para acusar de algo al enemigo y procurar satisfacer sus deseos políticos. El problema es que este veneno sigue circulando aún a través de libros, foletos y artículos periodísticos por Alemania y Europa, mientras no se le ponga freno.

jueves, 11 de agosto de 2011

ECO FASCISMO HITLERISTA

Asesor de las Naciones Unidas dice que hay que terminar con la democracia para salvar el planeta

Un profesor destacado y miembro del Panel Intergubernamental para el cambio climático (IPCC) sugiere abiertamente que las naciones necesitan acabar con la democracia para solventar el problema del cambio climático.

Paremos el fascismo verde
Paremos el fascismo verde
David Shearman, un Profesor Emérito de la Universidad de Medicina de Adelaida, y un investigador agregado del Departamento de la Universidad de Geografía y Ciencias Medioambientales y de la Facultad de Derecho, ha sido el autor de varios libros sobre el cambio climático, uno de ellos titulado El Reto del Cambio Climático y el Fracaso de la Democracia. En éste declara que “…el autoritarismo es el estado natural de la humanidad”.
El Profesor Shearman fue un asesor de los informes de valoración del IPCC de las Naciones Unidas.
A menudo se nos dice que las Naciones Unidas no es una institución autoritaria y que sólo pretende solventar los problemas del mundo, y no crear un sistema de poder mundial; pero es bastante evidente que muchos de los alarmistas del cambio climático de las Naciones Unidas tienen ideologías fascistas que podrían usar la influencia de las Naciones Unidas para infiltrar las democracias.
El libro del profesor Shearman no intenta ocultar sus ideales fascistas. La introducción indica:
En suma, Shearman y Smith discuten que la democracia liberal, considerada sacrosanta en las sociedades modernas, es un impedimento para encontrar soluciones sostenibles de ecología para el planeta.

En otras palabras creen que necesitamos fascismo para salvar el planeta.
Shearman y su coautor Gary Sauer-Thompson en “Verde o Desaparecido” proponen la formación de un “liderazgo de una elite”.
El gobierno en el futuro estará basado en …una oficina suprema sobre la biosfera. La oficina alojará a filósofos/ecologistas entrenados. Estos guardians o bien gobernarán ellos mismos o aconsejarán a un gobierno autoritario sobre políticas basadas en su conocimiento de la ecología y las sensibilidades filosóficas. Estos guardianes estarán especialmente entrenados para tal tarea.
Abogan por formar a “ecoguerreros” en Universidades para “combatir a los enemigos de la vida”. Incluso van más lejos cuando valoran el surgimiento del movimiento verde y del movimiento ‘nueva era’ como una alternativa verde al cristianismo  y el islam:
No es imposible que del movimiento verde y los aspectos del movimiento nueva era surja una alternativa religiosa a la cristiandad y al islam. Y no es dificil imaginar qué forma tendría esta nueva religión. Una que requiriera un Dios trascendente que pudiera castigar y premiar porque los humans parecen necesitar una zanahoria y una estaca.

Uno se pregunta si los soldados de a pie bienintencionados de la Paz Verde y cosas similares realmente se dan cuenta de lo trastornado y anti-humano de las idelogías de estos “ceintíficos del clima”.
Para el profesor Shearman, al igual que para el marido de la reina de Inglaterra, el ser humano es un eco-tumor, un virus maligno que hay que controlar y extinguir.
El “Dios trascendente” de Spearman es el Dios Estado, que castiga al ciudadano esclavizado por cada eco-inftracción bajo el nuevo totalitarismo verde. Shearman aboga también por establecer centros especiales de reeducación donde los eco-zoombies sean entrenados para convertirse en una parte del ejército verde.
El capítulo 9 de sus libro describe en detalle cómo podríamos comenzar el proceso de construcción de tales universidades reales para educar a los eco-combatienes a luchar contra los enemigos de la vida. “Debemos acompañar esta educación con la misma dedicación empleada para educar a los guerreros. Como en Esparta estas elites naturales serán especialmente entrenadas desde la infancia para solucionar los problemas más acuciantes de nuestro tiempo”, escribe.
Otros “pensadores” y “expertos” con ideas similares son el gurú medioambientalista y alarmista del calentamiento global Pentti Linkola que ha hecho un llamamiento público por que los que niegan el cambio climático sean “reeducados en eco-gulags” , así como James Lovelock,creador de la Hipótesis Gaia que dijo a los medios recientemente que la democracia podía dejarse en ‘standby’ en aras a combatir el cambio climático;
o el autor y medioambientalista Keith Farnish, el cual en un libro reciente hizo un llamamiento para realizar actos de sabotage y terrorismo medioambiental para destruir las ciudades y retornar el planeta a la edad agraria;
o el prominente alarmista del calentamiento y aliado de Al Gore Dr. James Hansen que escribió el prólogo del libro de Farnish;

o el actual zar de la ciencia en la Casa Blanca   John P. Holdren que aboga por las más disctoriales y ecofascistas prácticas en nombre del medioambientalismo. En un libro escrito ya en 1977 llamado “Ecociencia”, Holdren llamaba por un “régimen planetario” para forzar aborciones y esterilización en masa, así como la introducción de drogas en el suministro de agua en un esfuerzo por eliminar el sobrante humano.
Otra figura destacada del ecofascismo es el   Dr. Eric R. Pianka, biólogo americano en la Universidad de Texas. Durante un discruso en la Academia de Ciencias de Texas en 2006 Pianka abogaba por la necesidad de exterminar al 90% de la población mundial por medio de virus ébola por medios aéreos.

miércoles, 6 de julio de 2011

NAZISMO MASÓNICO

 

GOLDEN DAWN


La Golden Dawn fue fundada por Samuel Mathers en Inglaterra, a finales del siglo XIX y principios del XX, más precisamente en 1887.

Su iniciación estuvo inspirada en la Sociedad de la Rosacruz inglesa, creada 20 años antes, por Robert Wentworth Little y cuyos miembros eran reclutados entre los maestros masones. Esta última sociedad estaba constituida por 194 miembros, uno de los cuales era Bulwer Lytton, autor de “Los últimos días de Pompeya”. Lytton, erudito genial, no esperaba que su novela inspirase varias décadas más tarde y en Alemania a un grupo místico, pre-nazi. Sin embargo, en otras de sus obras, como “La raza que nos suplantará” o “Zanoni” hacía hincapié en realidades del mundo espiritual y particularmente, del mundo infernal. A través de las fábulas novelescas expresaba su certeza de que existen seres dotados de poderes sobrehumanos, seres que suplantarán y conducirán a los elegidos de la raza humana a una formidable “mutación”.

Esta idea de los “Superiores Desconocidos” la encontramos en todas las místicas negras de Oriente y de Occidente; habitantes subterráneos o venidos de otros planetas. Gigantes como los que mencionara H. P. Lovecraft en sus obras; otro escritor de quien se cree que perteneció a la Golden Dawn, junto a Arthur Machen.

El mismo fundador de la Golden Dawn, Samuel Mathers pretendía estar en relación con los “Superiores Desconocidos” y haber entablado contacto con ellos en compañía de su madre, hermana del filósofo Henri Bergson.

Citamos un pasaje del manifiesto a los “Miembros del Segundo Orden”, que escribiera en 1896: “Con referencia a estos Jefes Secretos a que me refiero y de los cuales he recibido la sabiduría del Segundo Orden, nada puedo deciros. Ignoro incluso sus nombres terrenales y solo los he visto muy raras veces en su cuerpo físico... Nos encontramos físicamente en tiempos y lugares previamente fijados. En mi opinión, son seres humanos que viven en esta Tierra, pero que poseen poderes terribles y sobrehumanos...”

La Golden Dawn, todavía más reducida que la rosacruz tenía por objeto la práctica de la magia ceremonial, el ocultismo y las iniciaciones dentro de distintas logias masónicas, a fin de obtener poderes y conocimientos secretos. Sus jefes primigenios fueron Woodman, Mathers y Wynn Westcott, quienes llevaron a que la Golden Dawn mantuviera aceitados contactos con miembros del Movimiento Antroposófico de Rudolf Steiner y movimientos influyentes del período pre nazi.

Por ejemplo, Robert Wentworth Lyttle (Soc. Rosacruciana inglesa) además de influenciar a la Golden Dawn, desde los comienzos de su creación, estaba en contacto con los rosacrucianos alemanes, entre otros con el Dr. Willy Ley, el cual había conformado en Berlín una sociedad secreta denominada “La Logia Luminosa” o “Sociedad del Vril”. Con ella entró en contacto Karl Haushoffer que, junto con Dietrich Eckardt, Alfred Rosenberg, Rudolf Hess y Adolf Hitler integraban la “Sociedad Thule”.

La Golden Dawn tuvo después por jefe a Aleister Crowly, uno de los más grandes exponentes del neopaganismo, cuyas huellas también encontraremos en Alemania.

Pero, después de la muerte de Woodman y de la retirada de Wescott, S. L. Mathers fue el gran maestro de la Golden Dawn, que dirigió algún tiempo desde París, donde acababa de casarse con la hija de Henri Bergson (es decir, con su prima).

Mathers fue sustituido en la jefatura de la Sociedad por el poeta W. B. Yeats, que recibiría tiempo después el Premio Nobel (del cual recomendamos leer una de sus obras claves: “Una Visión”). Yeats tomó el nombre de “Frére Démon est Deus Inversus”. Presidía las sesiones vistiendo kilt escocés y llevando un antifaz negro y un puñal de oro al cinto.

Arthur Machen, antes mencionado optó por elegir el nombre de “Filus Aquarti”.

También una mujer estuvo afiliada a la Golden Dawn: Florence Farr, directora teatral y amiga íntima de Bernard Shaw. Pertenecieron a esta Sociedad además numerosos escritores: Blackwood; Bram Stoker, autor de “Drácula”; Sax Rohmer; Peck, astrónomo real de Escocia; el célebre ingeniero Allan Bennett; Sir Gerald Kelly, presidente de la Royal Academy; John Buchan, autor de singulares revelaciones sobre los lazos entre el Pangermanismo y el mesianismo islámico; Hermann Hesse, etc,etc.

Quien aporta un verdadero dato curioso es Jean Parvulesco, personaje paradigmático, pero excepcional. Esto es lo dicho, según sus palabras: “La Confraternidad Hermética del Amanecer Dorado en el exterior sigue siendo, sin la menor duda, el grupo espiritual de influencia y de control oculto que, a partir de Gran Bretaña –pero también a partir de Francia-, a predeterminado en mayor medida la marcha invisible de la historia mundial del siglo XX. En efecto, si bien, por motivos oscuros, el Imperator del Amanecer Dorado en el exterior, Samuel Liddel Mathers dirigía desde París y con qué mano de hierro los destinos de su confraternidad hermética, el personaje verdaderamente fundamental del “grupo de mando” más intenso del que el propio Mathers había recibido sus atribuciones era, una muy misteriosa alemana llamada Ana Sprengel (“el ser más maravilloso del siglo”) la definió Aristide Briand, que no lo era menos. De hecho, todo ocurría como si Ana Sprengel fuese realmente la única detentadora de los “poderes últimos” y sobre todo, del secreto de los procedimientos (...) que permitían y mantenían el contacto directo con los Superiores Desconocidos, de la Golden Dawn in the Outer, con las Inteligencias Exteriores, los Grandes Señores de identidad “galáctica” o “interestelar”, cuya morada “suprapolar” se sitúa mucho más allá de los límites concebibles de este mundo”.

Más allá de lo místico o esotérico, lo llamativo e interesante es ver cómo, a través del tiempo se tejen más de una historia. Se trata de “historias paralelas”; de “mundos paralelos”. Observemos lo siguiente: Gran Bretaña, enemiga de Alemania, en el escenario político de las dos Guerras Mundiales, acuerda en el plano esotérico, metafísico o metapolítico alianzas profundas con quien a la vista de todo el mundo era su adversaria: Alemania.

Desde lo político entran en puja dos conceptos geopolíticos; por un lado el “Atlantismo”, cuyo mayor exponente es Gran Bretaña, reina de los mares y del comercio, y por el otro, el “Continentalismo”, mejor representado por la ex Unión Soviética, hoy Rusia. Hitler comete un error fatal, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, que para muchos fue inexplicable. Tras violar el pacto de no - agresión a la Unión Soviética invade con tropas alemanas territorio soviético. Ni el propio Stalin puede creerlo. ¿A qué se debió semejante decisión? Tal vez siga siendo un enigma, o tal vez haya obedecido a la influencia que Gran Bretaña insufló encubiertamente en Hitler, en reuniones ocultas llevadas a cabo por emisarios británicos en el mismo corazón de la Golden Dawn, que a su vez mantenía ligazones muy profundas con rosacruces alemanes y miembros de la Sociedad Thule y la Anhenerbe, en las que en más de una ocasión, el Führer fue partícipe.

Estas y otras son las tramas secretas que se tejen de espaldas al mundo, pero no por ellos dejan de ser las más decisivas en el devenir de la humanidad. Se han librado y se continúan librando guerras ocultas. Seres sin rostro deciden el futuro del mundo. Semidioses, que a lo largo del tiempo han acumulado el suficiente poder como para decidir sobre la vida y la muerte de millones de personas.

Estas Sociedades Secretas, pequeñas o grandes, ramificadas o no, conexas o inconexas, activas o en estado larvario son ni más ni menos que la manifestación clara del “otro mundo”, de “un mundo paralelo”,”en otra dimensión”, pero inserto en el nuestro.



FUENTE: http://jarocholamas.blogspot.com/2011/01/golden-dawn.html

miércoles, 22 de junio de 2011

NAZISMO SIONISTA


                            

El Sionismo y el Tercer Reich

 
A principios de 1935, un navío de pasajeros con rumbo al puerto de Haifa, en Palestina, dejaba el puerto alemán de Bremerhaven. En su popa llevaba escrito su nombre en letras hebreas, “Tel Aviv”, mientras una bandera con la esvástica nazi flameaba en el mástil. Y aunque la nave era propiedad de los sionistas, su capitán era un miembro del Partido Nacional Socialista Alemán. Muchos años después, un viajero a bordo la nave, revocó esta simbólica combinación como un “absurdo metafísico”. (1) Absurdo o no, ésta es sólo una ilustración de un capítulo poco conocido de la historia: La colaboración en un amplio rango entre el sionismo y el Tercer Reich de Hitler.
Propósitos Comunes
Durante años, pueblos de diferentes países se han enfrentado con la “cuestión judía”: es decir, ¿Cuál es el papel apropiado de los judíos en la sociedad no-judía? Durante los años treinta, los sionistas judíos y los alemanes nacional-socialistas compartieron una visión similar de cómo tratar con este confuso problema. Ellos estaban de acuerdo que los judíos y los alemanes eran de nacionalidades claramente diferentes y que los judíos no pertenecían a Alemania. Los judíos que viven por consiguiente en el Reich no debían ser considerados como “alemanes de fe judía”, sino como miembros de una comunidad nacional separada. El sionismo (nacionalismo judío) también implicaba una obligación de los judíos sionistas de reasentarse en Palestina, “la patria judía”.
Difícilmente podrían considerarse como sinceros sionistas y simultáneamente exigir iguales derechos en Alemania o en cualquier otro país “extranjero.”
Theodor Herzl (1860-1904), el fundador del sionismo moderno, sostuvo que el antisemitismo no es una aberración, sino una natural y completamente entendible respuesta del no-judío a la conducta y actitud extranjera judía. La única solución, él defendía, es que los judíos debían reconocer la realidad y vivir en un estado separado de su propiedad. “La Cuestión Judía existe en dondequiera que los judíos vivan en números notables”, escribió él en su trabajo más influyente, “El Estado Judío”.
“Donde no exista, es fundada por la llegada de judíos… creo que entiendo el antisemitismo, el cual es un fenómeno muy complejo. Considero este desarrollo como un judío, sin odio o miedo”. La Cuestión Judía, sostuvo él, no es social o religiosa. “Es una cuestión nacional. Para resolverla debemos, sobre todo, hacerla un problema político internacional… “Independientemente de su ciudadanía, insistió Herzl, los judíos no constituyen meramente una comunidad religiosa, sino una nacionalidad, un pueblo, un Volk (2). El sionismo, escribió Herzl, ofreció al mundo una bienvenida “solución final a la Cuestión Judía” (3).
Seis meses después de que Hitler llegara al poder, la Federación sionista de Alemania (por lejos el grupo sionista más grande de aquel país) emitió un detallado memorándum al nuevo gobierno que revisaba las relaciones judío-alemanas y formalmente ofrecía el apoyo sionista para “resolver” la molesta “cuestión Judía”. El primer paso sugerido, debía ser un franco reconocimiento de las fundamentales diferencias de nacionalidad (4)”.
“El sionismo no tiene ilusiones sobre la dificultad de la condición judía, la cual consiste, sobre todo, en un modelo ocupacional anormal y en la falla de una actitud intelectual y moral no arraigada en una propia tradición. El sionismo ha reconocido hace décadas que como resultado de las tendencias a la asimilación, síntomas de deterioro debían comenzar a aparecer….
El sionismo cree que el renacimiento de la vida nacional de un pueblo, el cual está ocurriendo ahora en Alemania a través del énfasis de su carácter cristiano y nacional, también debe suceder en el grupo nacional judío. Para las personas judías, también, el origen nacional, la religión, el destino común y un sentido de ser únicos, deben ser de decisiva importancia en la configuración de su existencia. Esto significa que el individualismo egoísta de la era liberal debe superarse y debe reemplazarse con un sentido de comunidad y de responsabilidad colectiva….
Creemos que precisamente es la nueva Alemania [Nacional Socialista] que puede, a través de una determinación audaz en el manejo de la cuestión judía, dar un paso decisivo hacia la superación del problema, el cual, en verdad, tendrá que ser tratado por la mayoría de los pueblos europeos…
Nuestro reconocimiento de la nacionalidad judía mantiene una relación clara y sincera con el pueblo alemán y sus realidades nacional y racial. Precisamente porque no deseamos falsificar estos principios, porque nosotros también estamos contra el matrimonio mixto y estamos a favor de mantener la pureza del grupo judío y rechazamos cualquier trasgresión en el dominio cultural, nosotros – habiendo sido educados en el idioma y la cultura alemanes – podemos mostrar un interés en los trabajos y valores de la cultura alemana con admiración y simpatía interna…
Por sus prácticos objetivos, el sionismo espera ser capaz de ganar la colaboración incluso de un gobierno fundamentalmente hostil a los judíos, porque al tratar con la cuestión judía no están envueltos los sentimentalismos sino un problema real cuya solución interesa a todas las personas y, en el actual momento, sobre todo a los alemanes…
La propaganda del Boicot- tal como se está llevando a cabo, actualmente, de muchas maneras contra Alemania – es en esencia no-sionista, porque el sionismo no quiere dar batalla sino convencer y construir…
No somos ciegos al hecho de que la Cuestión Judía existe y continuará existiendo. De la situación anormal de los judíos, resultan desventajas severas para ellos, pero también condiciones escasamente tolerables para otras personas.”
El diario de la Federación, el Jüdische Rundschau (“Jewish Review”), proclamó el mismo mensaje: “El sionismo reconoce la existencia de un problema judío y desea una solución constructiva y de largo alcance. Para este propósito, el sionismo desea obtener la ayuda de todos los pueblos, sea ésta en pro o anti-judía, porque en su opinión, estamos tratando aquí, más con un problema concreto que uno sentimental, la solución en la cual todos los pueblos están interesados” (5). Un joven Rabino de Berlín, Joachim Prinz, que más tarde se estableció en los Estados Unidos y se puso a la cabeza del Congreso Judío Norteamericano, escribió en su libro de 1934, Wir Juden (”Nosotros los judíos”), que la revolución Nacional Socialista en Alemania significó “Judaísmo para los judíos.” Él explicó: “Ningún subterfugio puede salvarnos ahora. En lugar de asimilación deseamos un nuevo concepto: el reconocimiento de la nación judía y de la raza judía. (6)
Colaboración activa
Sobre esta base de ideologías similares sobre etnicidad y nacionalismo, los nacional socialistas y sionistas trabajaron juntos para lo que cada grupo creía correspondía a su propio interés nacional. Como resultado, el gobierno de Hitler apoyó vigorosamente al sionismo y la emigración judía a Palestina desde 1933 hasta 1940-41, cuando el inicio de la Segunda Guerra Mundial impidió una colaboración más extensa.
Así como el Tercer Reich se volvió más fuerte, muchos judíos alemanes, probablemente una mayoría, continuaron considerándose, a menudo con un considerable orgullo, primero como alemanes. Pocos eran los entusiastas de alzar sus raíces para comenzar una nueva vida en la lejana Palestina. No obstante, más y más judíos alemanes se convirtieron al sionismo durante este período. Hasta finales de 1938, el movimiento sionista floreció en Alemania bajo Hitler. La circulación del quincenal Jüdische Rundschau de la Federación Sionista creció enormemente. Se publicaron numerosos libros sionistas. “El trabajo sionista funcionaba perfecto” en Alemania durante esos años, hace notar la Enciclopedia Judaica. Una convención sionista llevada a cabo en Berlín en 1936 refleja “en su composición, la vigorosa vida partidaria de los sionistas alemanes.”(7)
Las SS fueron particularmente entusiastas en su apoyo al sionismo. Un informe interno de junio de 1936 de las SS insta al apoyo activo y de amplio rango al sionismo tanto por el gobierno y el Partido como la mejor manera de alentar la emigración de los judíos de Alemania a Palestina. Esto requeriría aumentar la auto estima judía. Escuelas judías, ligas de deportes judías, organizaciones culturales judías – resumiendo, todo aquello que alentara esta nueva conciencia y conocimiento de sí mismo – debe ser promovida, recomienda el informe (8). El funcionario de la SS, Leopold von Mildenstein y el funcionario de la Federación Sionista, Kurt Tuchler, recorrieron juntos Palestina durante seis meses para evaluar allí el desarrollo sionista. Basado en sus observaciones de primera mano, von Mildenstein escribió una serie de doce artículos ilustrados para el importante diario de Berlín, Der Angriff que apareció a finales de 1934 bajo el encabezado “Un Viaje Nazi a Palestina”. La serie expresaba gran admiración por el espíritu pionero y los logros de los colonos judíos.
“El auto-desarrollo sionista,” escribió von Mildenstein, “ha producido un nuevo tipo de judío.” Él alabó al sionismo como un gran beneficio para el pueblo judío y para el mundo entero. “Una patria judía en Palestina”, escribió en su artículo final, “apunta a la forma de curar una herida de largos siglos en el cuerpo del mundo: la cuestión judía”. Der Angriff emitió una medalla especial, con una Esvástica en un lado y una Estrella de David en el otro, para conmemorar la visita conjunta SS-Sionista.
Unos meses después de que los artículos aparecieron, von Mildenstein fue promovido para dirigir el Departamento de Asuntos Judíos del Servicio de Seguridad de las SS con el objeto de apoyar la emigración sionista y desarrollarla más eficazmente. (9)
El periódico oficial de la SS, Das Schwarze Korps, proclamó su apoyo al sionismo en la editorial de la primera página en mayo 1935: “Puede no ser lejano el tiempo en que Palestina podrá de nuevo recibir a sus hijos que han estado alejados de ella por más de mil años. Nuestros mejores deseos, junto con la buena voluntad oficial, van con ellos”. (10) Cuatro meses después, un artículo similar aparecía en el periódico de la SS: (11)
“El reconocimiento del Judaísmo como una comunidad racial basada en la sangre y no en la religión llevó al gobierno alemán a garantizar sin reservas la separación racial de su comunidad. El gobierno en sí mismo se encuentra en completo acuerdo con el gran movimiento espiritual dentro del Judaísmo, el llamado sionismo, con su reconocimiento de la solidaridad del Judaísmo alrededor del mundo y su rechazo a todas las nociones de asimilación. Sobre esta base, Alemania emprende medidas que jugarán ciertamente un papel significante en el futuro, en el manejo del problema judío alrededor del mundo.”
La principal línea naviera alemana comenzó el servicio directo de navíos de pasajeros desde Hamburgo a Haifa, Palestina, en octubre 1933, entregaba comida “estrictamente judía” (Kosher) en sus naves, bajo la vigilancia del rabinato de Hamburgo”. (12)
Con el apoyo oficial, los sionistas trabajaron sin descanso para “reeducar” a los judíos de Alemania. Tal como el historiador norteamericano, Francis Nicosia, lo puso en su estudio en 1985, ‘El Tercer Reich y la Cuestión Palestina’: “Los sionistas fueron alentados a llevar su mensaje a la comunidad judía, colectar dinero, mostrar películas sobre Palestina y, en general, educar a los judíos alemanes sobre Palestina. Hubo una considerable presión para enseñar a los judíos en Alemania a dejar de identificarse como alemanes para despertar en ellos una nueva identidad nacional judía.” (13)
En una entrevista después de la guerra, el ex dirigente máximo de la Federación Sionista de Alemania, Dr. Hans Friedenthal, resumió la situación: “La Gestapo hizo de todo en aquellos días para promover la emigración, particularmente a Palestina. Recibimos a menudo su ayuda cuando requeríamos algo de otras autoridades con respecto a la preparación para la emigración.” (14)
En el Congreso de septiembre de 1935 del Partido Nacional Socialista, el Reichstag adoptó las llamadas “leyes de Nuremberg” que prohibieron los matrimonios y las relaciones sexuales entre judíos y alemanes y, en efecto, proclamó a los judíos como una nacionalidad minoritaria extranjera. Después de unos días el sionista Jüdische Rundschau, en su editorial, dio la bienvenida a las nuevas medidas: (15) “Alemania… está de acuerdo en las demandas del Congreso Sionista Mundial cuando ha declarado a los judíos que viven ahora en Alemania como una minoría nacional. Una vez que los judíos han sido caratulados como una minoría nacional, es nuevamente posible establecer relaciones normales entre la nación alemana y el Judaísmo. Las nuevas leyes dan a la minoría judía en Alemania su propia vida cultural, su propia vida nacional. En el futuro podrá formar sus propias escuelas, su propio teatro y sus propias asociaciones deportivas. Resumiendo, podrá crear su propio futuro en todos los aspectos de vida nacional…
Alemania le ha dado a la minoría judía la oportunidad de vivir por sí misma y está ofreciendo la protección estatal para esta vida separada de la minoría judía: El proceso de crecimiento de la judería hacia una nación será por ello alentado y se hará una contribución al establecimiento de relaciones más tolerables entre las dos naciones.
Georg Kareski, jefe máximo, tanto de la Organización “Revisionista” del Estado sionista y de la Liga Cultural judía, y ex jefe máximo de la Comunidad Judía de Berlín, declaró en una entrevista con el diario Der Angriff de Berlín a finales de 1935: (16)
“Durante muchos años he considerado una completa separación de los asuntos culturales de los dos pueblos [judíos y alemanes] como pre-condición para vivir juntos sin conflictos… he apoyado tal separación por mucho tiempo, con tal de que sea basada en el respeto de las nacionalidades extranjeras. Las Leyes de Nuremberg… me parecen, aparte de sus provisiones legales, conformar completamente este deseo para una vida separada basada en el respeto mutuo… Esta interrupción del proceso de disolución en muchas comunidades judías, que se había promovido a través de los matrimonios mixtos, es por consiguiente, del punto de vista judío, completamente bienvenida.”
Líderes sionistas en otros países, se hicieron eco de estas visiones. Stephen S. Wise, Presidente del Congreso Judío Norteamericano y del Congreso Judío Mundial, dijo en una reunión en Nueva York en junio de 1938: “Yo no soy un ciudadano norteamericano de la fe judía, soy un judío… Hitler tenía razón en una cosa. Él llamó a las personas judías una raza y nosotros somos una raza.” (17) El especialista en asuntos judíos del Ministerio del Interior, Dr. Bernhard Lösener, expresó el apoyo al sionismo en un artículo que apareció en noviembre de1935 emitido por el oficialista Reichsverwaltungsblatt: (18)
“Si los judíos ya tuvieran su propio estado en que la mayoría de ellos pudiese asentarse, entonces la cuestión judía podría considerarse completamente resuelta hoy en día, también para los judíos mismos. La menor cantidad de oposición a las ideas que sustentan las Leyes de Nuremberg ha sido dada a conocer por los sionistas, porque ellos comprenden de una vez que estas leyes representan, también, la única solución correcta para las personas judías. Porque cada nación debe tener su propio Estado como expresión exterior de su particular nacionalidad.
En cooperación con las autoridades alemanas, los grupos sionistas organizaron una red de unos cuarenta campamentos y centros agrícolas a lo largo de Alemania en donde los posibles colonos serían entrenados para su nueva vida en Palestina. Aunque las Leyes de Nuremberg prohíbían a los judíos desplegar la bandera alemana, se garantizó específicamente a los judíos el derecho para desplegar el emblema judío azul y blanco. La bandera que sería, algún día, adoptada por Israel flameó en los campamentos y Centros sionistas en la Alemania de Hitler.(19)
El servicio de seguridad de Himmler cooperó con el Haganah, la organización militar sionista clandestina en Palestina. La agencia de la SS le pagó a Feivel Polkes, oficial de Haganah, por información sobre la situación en Palestina y por la ayuda dirigiendo la emigración judía a ese país. Entretanto, el Haganah se mantuvo bien informado sobre los planes alemanes por un espía que logró incluso implantar en la oficina principal de la SS en Berlín.(20) La colaboración de Haganah-SS incluyó entregas secretas de armamento alemán a los colonos judíos para usarlas en choques con los Árabes Palestinos. (21)
Como consecuencia del “Kristallnacht”, estallidos de violencia y destrucción de noviembre 1938, la SS ayudó rápidamente a la organización sionista a levantarse y continuar su trabajo en Alemania, aunque, ahora, bajo una vigilancia más restringida. (22)
Reservas oficiales
El apoyo alemán al sionismo no fue ilimitado. El gobierno y funcionarios del Partido estaban muy atentos a la continua campaña de las poderosas comunidades judías en los Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países para movilizar a “sus” gobiernos y ciudadanos judíos contra Alemania.
Mientras que la Judería mundial permaneciera implacablemente hostil hacia la Alemania Nacional Socialista, y mientras que la gran mayoría de judíos alrededor del mundo mostrara pocos deseos para asentarse en la “tierra prometida” sionista, un estado judío soberano en Palestina no resolvería realmente la cuestión judía internacional. En cambio, razonaron los funcionarios alemanes, fortalecería inmensamente esta peligrosa campaña anti-alemana. Por consiguiente, el apoyo alemán hacia el sionismo se limitó al apoyo a una patria judía en Palestina bajo control británico, no un estado judío soberano (23). Un estado judío en Palestina, informaba el Ministro de relaciones exteriores a los diplomáticos en junio de 1937, no estaría en el interés de Alemania porque no podría absorber a todos los judíos alrededor del mundo y sólo serviría como una base de poder adicional para la Judería internacional, de la misma manera como Moscú sirvió como base para el comunismo (24).
Reflejando algo de cambio en la política oficial, la prensa alemana expresó una mayor simpatía en 1937 con la resistencia Árabe Palestina a las ambiciones sionistas, en un momento en que las tensiones y los choques entre judíos y árabes en Palestina aumentaban progresivamente (25).
En una circular del boletín de la Oficina de Extranjería del 22 de junio de 1937, advirtió que a pesar del apoyo al reasentamiento de los judíos en Palestina, “sería, no obstante, un error asumir que Alemania apoye la formación de una estructura estatal en Palestina bajo alguna forma de control judío. En vista de la agitación anti-alemana de la Judería Internacional, Alemania no puede estar de acuerdo con que la formación de un estado Palestino judío ayudaría al desarrollo pacífico de las naciones del mundo (26)”. “La proclamación de un estado judío o una Palestina administrada por los judíos”, advirtió un memorándum interno de la sección de asuntos judíos de la SS, “crearía para Alemania un nuevo enemigo, uno que tendría una profunda influencia en los desarrollos del cercano Oriente”. Otra agencia de la SS predijo que un estado judío “trabajaría para otorgar protección especial como minoría a los judíos en cada país, dando por consiguiente protección legal a la actividad de explotación de la Judería mundial”. (27) En enero de 1939, el nuevo ministro del exterior de Hitler, Joachim von Ribbentrop, igualmente advirtió en otro boletín que “Alemania debe considerar como peligrosa la formación de un estado judío” porque “traería consigo un crecimiento internacional de poder a la Judería mundial”. (28)
El propio Hitler analizó totalmente este problema en forma personal a principios de 1938 y, a pesar de su duradero escepticismo por las ambiciones sionistas y presentimientos que sus políticas podrían contribuir a la formación de un estado judío, decidió apoyar aún más vigorosamente la migración judía a Palestina. La perspectiva de librar a Alemania de sus judíos, concluyó, pesaría más que los posibles peligros.(29)
Entretanto, el gobierno británico impuso incluso más drásticas restricciones a la inmigración judía en Palestina en 1937, 1938 y 1939.
En respuesta, el servicio de seguridad de la SS concluyó una alianza secreta con la agencia clandestina sionista, Mossad le-Aliya. Acordaron pasar ilegalmente de contrabando a los judíos a Palestina. Como resultado de esta intensiva colaboración, varios convoyes de naves tuvieron éxito en alcanzar Palestina, burlando las lanchas británicas. La migración judía, legal e ilegal, desde Alemania (incluso de Austria) a Palestina aumentó dramáticamente en 1938 y 1939. En octubre de 1939 estaba fijada la salida de otros 10,000 judíos, pero la erupción de la guerra en septiembre llevó a fin este esfuerzo. De todas maneras, las autoridades alemanas continuaron promoviendo indirectamente la emigración judía a Palestina durante 1940 y 1941. (30) Inclusive, hasta marzo de 1942, por lo menos un “kibbutz” sionista, campo de entrenamiento para emigrantes potenciales, continuó operando oficialmente autorizado en la Alemania de Hitler. (31)
El Acuerdo de Traslado (“Transfer”)
La pieza central de la cooperación alemana-sionista durante la era de Hitler fue el Acuerdo de Traslado, un pacto que permitió a decenas de miles de judíos alemanes emigrar a Palestina con su riqueza. El Acuerdo, también conocido como el Ha’avara (palabra hebrea para “traslado”), se llevó a cabo en agosto de 1933, como consecuencia de las conversaciones entre los funcionarios alemanes y Chaim Arlosoroff, Secretario Político de la Agencia judía, el centro Palestino de la Organización Sionista Mundial.
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A través de este raro acuerdo, cada judío comprometido a viajar a Palestina depositaba dinero en una cuenta especial en Alemania. El dinero era usado para comprar herramientas agrícolas, materiales de construcción, bombas de agua, fertilizantes, etc., de fabricación alemana, los cuales eran exportados a Palestina y vendidos allí por la compañía de propiedad judía Ha’avara en Tel-Aviv. El dinero de las ventas se le entregaba al emigrante judío a su llegada a Palestina en la misma cantidad correspondiente a su dinero depositado en Alemania. Los bienes alemanes entraron a raudales en Palestina a través del Ha’avara que fue complementado un corto tiempo después con un acuerdo de trueque por el cual se intercambiaron naranjas de Palestina por madera alemana, automóviles, maquinaria agrícola y otros bienes. El Acuerdo, entonces, sirvió al objetivo sionista de traer colonos judíos y capital de desarrollo a Palestina, mientras, simultáneamente, servía a la meta alemana de librar el país de un grupo extranjero no deseado.
Delegados al Congreso Sionista de Praga en 1933 debatieron vigorosamente los méritos del Acuerdo. Algunos temieron que el pacto minara el boicot económico judío internacional contra Alemania. Pero los funcionarios sionistas tranquilizaron al Congreso. Sam Cohen, una figura importante detrás del acuerdo de Ha’avara, enfatizó que el Acuerdo no era económicamente ventajoso para Alemania. Arthur Ruppin, un especialista en emigración de la Organización Sionista que había ayudado a negociar el pacto, apuntó a que “el Acuerdo de Traslado de ninguna forma interfería con el movimiento del boicot, ya que ningún dinero fresco fluiría hacia Alemania como resultado del acuerdo… (33) El Congreso Sionista que se llevó a cabo en Suiza en 1935, aprobó el pacto abrumadoramente. En 1936, la Agencia judía (“gobierno sombra” sionista en Palestina) tomó el control directo del Ha’avara, el cual funcionó en efecto, hasta que la Segunda Guerra Mundial forzó su abandono.
Algunos funcionarios alemanes se opusieron al acuerdo. El Cónsul General de Alemania en Jerusalén, Hans Döhle, por ejemplo, criticó en gran forma y en varias ocasiones el Acuerdo durante 1937. Él señaló el costo que significaría para el comercio exterior de Alemania si los productos exportados a Palestina a través del acuerdo serían vendidos en otra parte. El monopolio de Ha’avara en la venta de los bienes alemanes a Palestina a través de una agencia judía encolerizó naturalmente a los hombres de negocios tanto alemanes como árabes. El apoyo oficial alemán al sionismo podría llevar a una pérdida de mercados alemanes a lo largo del mundo árabe. El gobierno británico también notó el acuerdo. (34) Un boletín interno de la Oficina Exterior alemana de junio de 1937 se refirió a los “sacrificios del intercambio exterior” que resultaban de la Ha’avara (35).
Un memorándum interno de diciembre 1937 emitido por el Ministerio del Interior alemán revisó el impacto del Acuerdo de Traslado: “No hay ninguna duda de que el arreglo de Ha’avara ha contribuido muy significativamente al rápido desarrollo de Palestina desde 1933. El Acuerdo no sólo proporcionó grandes sumas de dinero (¡desde Alemania!), sino también el grupo más inteligente de inmigrantes, y finalmente llevó allí las máquinas y los productos industriales esenciales para su desarrollo.” La ventaja principal del pacto, informaba el memorándum, era la emigración de grandes números de judíos a Palestina, el territorio-objetivo más deseable de acuerdo a los intereses de Alemania de aquel momento. Pero el documento también hacía notar las importantes desventajas señaladas por el Cónsul Döhle y otros funcionarios. De acuerdo a lo que indicaba, el Ministerio del Interior había llegado a la conclusión de que las desventajas del acuerdo pesaban ahora más que las ventajas y que, por consiguiente, debía darse por terminado.(36)
Sólo un hombre podría resolver la controversia. Hitler analizó la política personalmente en julio y septiembre de 1937 y nuevamente en enero de 1938 y cada vez decidió mantener el acuerdo de la Ha’avara. La meta de sacar a los judíos de Alemania, concluyó él, justificaba las desventajas.(37)
El Ministerio de Economía del Reich ayudó a organizar otra empresa para el traslado, la Agencia de Comercio Internacional e Inversión, o INTRIA (International Trade and Investment Agency), a través de la cual los judíos en países extranjeros podrían ayudar a los judíos alemanes a emigrar a Palestina. Se canalizaron eventualmente casi $900,000 a través del Intria a los judíos alemanes en Palestina.(38) Otros países europeos, deseosos de alentar la emigración judía, concluyeron acuerdos con los sionistas siguiendo el modelo de Ha’avara. En 1937, Polonia autorizó la fundación de la Empresa de Transferencia Halifin (palabra hebrea para “intercambio”). A finales del verano de 1939, Checoslovaquia, Rumania, Hungría e Italia habían firmado acuerdos similares. La erupción de guerra en septiembre de 1939, sin embargo, previno la aplicación en gran escala de estos acuerdos. (39)
Los logros de Ha’avara
Entre 1933 y 1941, unos 60,000 judíos alemanes emigraron a Palestina a través de Ha’avara y otros acuerdos alemán-sionistas, o aproximadamente el diez por ciento de la población judía de Alemania en 1933. (Estos judíos alemanes constituyeron aproximadamente el 15 por ciento de la población judía de Palestina en 1939.) Algunos emigrantes de Ha’avara transfirieron su considerable riqueza personal de Alemania a Palestina. Como el historiador judío Edwin Black lo ha notado: “Muchas de estas personas, sobre todo a fines de los años 30, recibieron el permiso para transferir verdaderas réplicas de sus casas y fábricas – de hecho, aproximadas réplicas de su existencia misma”. (40) La cantidad total transferida desde Alemania a Palestina a través del Ha’avara entre agosto de 1933 y a fines de 1939 fue de 8.1 millones de libras o 139.57 millones de marcos alemanes (entonces equivalente a más de $40 millones de dólares). Esta cantidad incluyó 33.9 millones de marcos alemanas ($13.8 millón de dólares) entregados por el Reichsbank en conexión con el acuerdo. (41)
El historiador Black ha estimado que un adicional de $70 millones de dólares pueden haber fluido a Palestina a través del corolario de acuerdos comerciales alemanes y las transacciones bancarias internacionales especiales. Los fondos alemanes tuvieron un gran impacto en un territorio tan subdesarrollado como Palestina lo estaba en los años treinta, señaló él.
Varias de las mayores empresas industriales fueron construidas con capitales de Alemania, incluyendo la empresa de aguas Mekoroth y la empresa textil Lodzia. “La afluencia de los bienes y capital de Ha’avara, concluye Black, produjo una explosión económica en la Palestina judía” y fue “un factor indispensable en la creación del Estado de Israel”. (42) El acuerdo de Ha’avara contribuyó grandemente al desarrollo judío en Palestina y así, indirectamente, a la fundación del Estado israelita. Una circular del boletín de enero de 1939 del Ministerio del Exterior alemán informó, con algún presentimiento que “el traslado de la propiedad judía fuera de Alemania [a través del acuerdo de Ha’avara] contribuyó en no poca magnitud a la construcción de un Estado judío en Palestina”. (43) Ex funcionarios de la compañía Ha’avara en Palestina confirmaron esta visión en un estudio detallado del Acuerdo de Traslado publicado en 1972: “La actividad económica resultante de la entrada de capitales alemanes y las transferencias de Ha’avara a los sectores privados y públicos fueron importantísimas para el desarrollo del país. Muchas industrias y empresas comerciales nuevas establecidas en la Palestina judía y numerosas compañías que son enormemente importantes incluso hoy en la economía del Estado de Israel deben su existencia al Ha’avara”. (44)
El Dr. Ludwig Pinner, funcionario de la Compañía Ha’avara en Tel Aviv durante los años treinta, comentó después que la excepcional competencia de los inmigrantes de Ha’avara contribuyeron” “decididamente al desarrollo económico, social, cultural y educativo de la comunidad judía de Palestina.” (45)
El Acuerdo del Traslado es el ejemplo más elocuente de la cooperación entre la Alemania de Hitler y el sionismo internacional. A través de este pacto, el Tercer Reich de Hitler hizo más que cualquier otro gobierno durante los años treinta para apoyar el desarrollo judío en Palestina.
Sionistas ofrecen una alianza militar a Hitler
A principios de Enero de 1941, una pequeña pero importante organización sionista entregó una propuesta formal a los diplomáticos alemanes en Beirut para una alianza político-militar con la Alemania en guerra. La oferta fue hecha por organización radical secreta “Luchadores para la Liberación de Israel”, más conocida como el clan Lehi o Stern. Su líder, Avraham Stern, había roto recientemente con los radicales nacionalistas “Organización Nacional Militar” (irgun Zvai Leumi, NMO por sus siglas en inglés) por la actitud del grupo hacia Gran Bretaña, la cual había prohibido eficazmente el asentamiento de judíos en Palestina. Stern consideraba a Bretaña como el enemigo principal del sionismo.
Vale la pena citar en cierta medida esta notable propuesta sionista “para la solución de la cuestión judía en Europa y la participación activa del NMO [Lehi o Stern] en la guerra como aliado de Alemania”(46):
“En sus discursos y declaraciones, los principales estadistas de la Alemania Nacional Socialista han enfatizado a menudo que un Nuevo Orden en Europa requiere como requisito previo, una solución radical de la cuestión judía mediante la evacuación. (”Europa libre de Judíos”)
La evacuación masiva de judíos de Europa es una condición previa para resolver la cuestión judía. Sin embargo, la única manera que esto puede ser totalmente logrado es a través del asentamiento de estas masas en la patria del pueblo Judío, Palestina, y por el establecimiento de un estado judío en sus límites históricos.
La meta de la actividad política y los años de lucha del Movimiento de liberación de Palestina, la Organización Militar Nacional en Palestina (Irgun Zvai Leumi), busca resolver el problema judío de esta manera y así liberar completamente al pueblo judío para siempre.
El NMO, que está muy familiarizado con los buenos deseos del gobie
rno del Reich alemán y sus oficiales hacia las actividades sionistas dentro de Alemania y el programa de la emigración sionista, deja ver que:
1. Intereses comunes pueden existir entre un Nuevo Orden europeo basado en el concepto alemán y las verdaderas aspiraciones nacionales del pueblo judío tal como las encarna el NMO.
2. La cooperación es posible entre la Nueva Alemania y una renovada Judería nacionalista [Hebr_ertum].
3. El establecimiento del Estado judío histórico sobre una base nacionalista y totalitaria y unida por tratados con el Reich alemán, estaría en el interés de mantener y fortalecer la futura posición alemana de poder en el Medio Oriente.
En base a estas consideraciones y en la condición de que el gobierno del Reich alemán reconoce las aspiraciones nacionales del Movimiento de Liberación de Israel arriba
expresado, el NMO en Palestina ofrece tomar parte activa en la guerra como aliado de Alemania.
Esta oferta del NMO incluiría actividades militares, políticas y de inteligencia dentro de Palestina y, después de ciertas medidas organizacionales, también fuera de Palestina. Junto con esto, los judíos de Europa serían militarmente entrenados y organizados en unidades militares bajo la dirección y orden de NMO. Ellos tomarían parte en operaciones de combate con el propósito de conquistar Palestina, si se formarse un frente como el propuesto.
La participación indirecta del Movimiento de Liberación de Israel en el Nuevo Orden de Europa, ya en la fase preparatoria, combinada con una solución radical-positiva de la cuestión judía europea en base a las aspiraciones nacionales del pueblo judío arriba expresadas, fortalecería en gran forma la fundación moral del Nuevo Orden a los ojos de toda la humanidad.
La cooperación del Movimiento de Liberación de Israel también sería consistente con un discurso reciente del Canciller del Reich alemán en que Hitler enfatizó que él utilizaría cualquier combinación y coalición con el fin de aislar y derrotar a Inglaterra.”
No hay ningún registro de respuesta alemana alguna a esta propuesta. La aceptación fue sin embargo muy improbable porque, por aquel tiempo, la política alemana era decididamente en pro de los árabes.(47) Notablemente, el grupo Stern buscó un pacto con el Tercer Reich en un momento en que las historias de que Hitler estaba decidido a exterminar a los judíos ya estaban en amplia circulación. Stern aparentemente o no creyó las historias o ellos estaban deseosos de colaborar con el mortal enemigo de su pueblo para ayudar a provocar la formación de un estado judío. (48) Un miembro importante del Lehi en el momento en que el grupo hizo esta oferta fue Yitzhak Shamir, quien más tarde sirvió como Ministro de Asuntos exteriores y luego, durante muchos de los años ochenta y hasta junio de 1992, como Primer Ministro del Estado de Israel. Como Jefe de Operaciones de Lehi, después de la muerte de Stern en 1942, Shamir organizó numerosos actos terroristas, incluyendo el asesinato del Ministro de Asuntos del Medio Oriente, en Noviembre de 1944, el británico Lord Moyne y la matanza del mediador de Naciones Unidas, el sueco Count Bernadotte.
Años después, cuando a Shamir se le preguntó por la oferta de 1941, él confirmó que estaba en conocimiento de la propuesta de alianza de su organización con Alemania en tiempos de guerra. (49)
Conclusión
A pesar de la básica hostilidad entre el régimen de Hitler y la Judería internacional, durante varios años los intereses del sionismo judío y de la Alemania Nacional Socialista coincidieron. Colaborando con los sionistas para una solución mutuamente deseable y humana a un complejo problema, el Tercer Reich estaba deseoso de hacer sacrificios en su comercio exterior, dañar las relaciones con Bretaña y encolerizar a los árabes. De hecho, durante los años treinta, ninguna nación hizo más para apoyar sustantivamente los objetivos judío-sionistas que la Alemania de Hitler.

por  Mark Weber(*)

Notas
1.W. Martini, “Hebr_isch unterm Hakenkreuz,” Die Welt (Hamburg), Jan. 10, 1975. Cited in: Klaus Polken, “The Secret Contacts: Zionism and Nazi Germany, 1933-1941,” Journal of Palestine Studies, Spring-Summer 1976, p. 65.
2.Quoted in: Ingrid Weckert, Feuerzeichen: Die “Reichskristallnacht” (Tübingen: Grabert, 1981), p. 212. See also: Th. Herzl, The Jewish State (New York: Herzl Press, 1970), pp. 33, 35, 36, and, Edwin Black, The Transfer Agreement (New York: Macmillan, 1984), p. 73.
3.Th. Herzl, “Der Kongress,” Welt, June 4, 1897. Reprinted in: Theodor Herzls zionistische Schriften (Leon Kellner, ed.), erster Teil, Berlin: Jüdischer Verlag, 1920, p. 190 (and p. 139).
4.Memo of June 21, 1933, in: L. Dawidowicz, A Holocaust Reader (New York: Behrman, 1976), pp. 150-155, and (in part) in: Francis R. Nicosia, The Third Reich and the Palestine Question (Austin: Univ. of Texas, 1985), p. 42.; On Zionism in Germany before Hitler’s assumption of power, see: Donald L. Niewyk, The Jews in Weimar Germany (Baton Rouge: 1980), pp. 94-95, 126-131, 140-143.; F. Nicosia, Third Reich (Austin: 1985), pp. 1-15.
5.Jüdische Rundschau (Berlin), June 13, 1933. Quoted in: Heinz H_hne, The Order of the Death’s Head (New York: Ballantine, pb., 1971, 1984), pp. 376-377.
6.Heinz Höhne, The Order of the Death’s Head (Ballantine, 1971, 1984), p. 376.
7.”Berlin,” Encyclopaedia Judaica (New York and Jerusalem: 1971), Vol. 5, p. 648. For a look at one aspect of this “vigorous life,” see: J.-C. Horak, “Zionist Film Propaganda in Nazi Germany,” Historical Journal of Film, Radio and Television, Vol. 4, No. 1, 1984, pp. 49-58.
8.Francis R. Nicosia, The Third Reich and the Palestine Question (1985), pp. 54-55.; Karl A. Schleunes, The Twisted Road to Auschwitz (Urbana: Univ. of Illinois, 1970, 1990), pp. 178-181.
9.Jacob Boas, “A Nazi Travels to Palestine,” History Today (London), January 1980, pp. 33-38.
10.Facsimile reprint of front page of Das Schwarze Korps, May 15, 1935, in: Janusz Piekalkiewicz, Israels Langer Arm (Frankfurt: Goverts, 1975), pp. 66-67. Also quoted in: Heinz H_hne, The Order of the Death’s Head (Ballantine, 1971, 1984), p. 377. See also: Erich Kern, ed., Verheimlichte Dokumente (Munich: FZ-Verlag, 1988), p. 184.
11.Das Schwarze Korps, Sept. 26, 1935. Quoted in: F. Nicosia, The Third Reich and the Palestine Question (1985), pp. 56-57.
12.Lenni Brenner, Zionism in the Age of the Dictators (1983), p. 83.
13.F. Nicosia, The Third Reich and the Palestine Question (1985), p. 60.
See also: F. Nicosia, “The Yishuv and the Holocaust,” The Journal of Modern History (Chicago), Vol. 64, No. 3, Sept. 1992, pp. 533-540.
14.F. Nicosia, The Third Reich and the Palestine Question (1985), p. 57.
15.Jüdische Rundschau, Sept. 17, 1935. Quoted in: Yitzhak Arad, with Y. Gutman and A. Margaliot, eds., Documents on the Holocaust (Jerusalem: Yad Vashem, 1981), pp. 82-83.
16.Der Angriff, Dec. 23, 1935, in: E. Kern, ed., Verheimlichte Dokumente (Munich: 1988), p. 148.; F. Nicosia, Third Reich (1985), p. 56.; L. Brenner, Zionism in the Age of the Dictators (1983), p. 138.; A. Margaliot, “The Reaction…,” Yad Vashem Studies (Jerusalem), vol. 12, 1977, pp. 90-91.; On Kareski’s remarkable career, see: H. Levine, “A Jewish Collaborator in Nazi Germany,” Central European History (Atlanta), Sept. 1975, pp. 251-281.
17.”Dr. Wise Urges Jews to Declare Selves as Such,” New York Herald Tribune, June 13, 1938, p. 12.
18.F. Nicosia, The Third Reich (1985), p. 53.
19.Lucy Dawidowicz, The War Against the Jews, 1933-1945 (New York: Bantam, pb., 1976), pp. 253-254.; Max Nussbaum, “Zionism Under Hitler,” Congress Weekly (New York: American Jewish Congress), Sept. 11, 1942.; F. Nicosia, The Third Reich (1985), pp. 58-60, 217.; Edwin Black, The Transfer Agreement (1984), p. 175.
20.H. H_hne, The Order of the Death’s Head (Ballantine, pb., 1984), pp. 380-382.; K. Schleunes, Twisted Road (1970, 1990), p. 226.; Secret internal SS intelligence report about F. Polkes, June 17, 1937, in: John Mendelsohn, ed., The Holocaust (New York: Garland, 1982), vol. 5, pp.62-64.
21.F. Nicosia, Third Reich (1985), pp. 63-64, 105, 219-220.
22.F. Nicosia, Third Reich (1985), p. 160.
23.This distinction is also implicit in the “Balfour Declaration” of November 1917, in which the British government expressed support for “a national home for the Jewish people” in Palestine, while carefully avoiding any mention of a Jewish state. Referring to the majority Arab population there, the Declaration went on to caution, “…it being clearly understood that nothing shall be done which may prejudice the civil and religious rights of existing non-Jewish communities in Palestine.” The complete text of the Declaration is reproduced in facsimile in: Robert John, Behind the Balfour Declaration (IHR, 1988), p. 32.
24.F. Nicosia, Third Reich (1985), p. 121.
25.F. Nicosia, Third Reich (1985), p. 124.
26.David Yisraeli, The Palestine Problem in German Politics 1889-1945 (Bar-Ilan University, Israel, 1974), p. 300.; Also in: Documents on German Foreign Policy, Series D, Vol. 5. Doc. No. 564 or 567.
27.K. Schleunes, The Twisted Road (1970, 1990), p. 209.
28.Circular of January 25, 1939. Nuremberg document 3358-PS. International Military Tribunal, Trial of the Major War Criminals Before the International Military Tribunal (Nuremberg: 1947-1949), vol. 32, pp. 242-243. Nazi Conspiracy and Aggression (Washington, DC: 1946-1948), vol. 6, pp. 92-93.
29.F. Nicosia, Third Reich (1985), pp. 141-144.; On Hitler’s critical view of Zionism in Mein Kampf, see esp. Vol. 1, Chap. 11. Quoted in: Robert Wistrich, Hitler’s Apocalypse (London: 1985), p. 155.; See also: F. Nicosia, Third Reich (1985), pp. 26-28.; Hitler told his army adjutant in 1939 and again in 1941 that he had asked the British in 1937 about transferring all of Germany’s Jews to Palestine or Egypt. The British rejected the proposal, he said, because it would cause further disorder. See: H. v. Kotze, ed., Heeresadjutant bei Hitler (Stuttgart: 1974), pp.65, 95.
30.F. Nicosia, Third Reich (1985), pp. 156, 160-164, 166-167.; H. H_hne, The Order of the Death’s Head (Ballantine, pb., 1984), pp. 392- 394.; Jon and David Kimche, The Secret Roads (London: Secker and Warburg, 1955), pp. 39-43. See also: David Yisraeli, “The Third Reich and Palestine,” Middle Eastern Studies, October 1971, p. 347.; Bernard Wasserstein, Britain and the Jews of Europe, 1939-1945 (1979), pp. 43, 49, 52, 60.; T. Kelly, “Man who fooled Nazis,” Washington Times, April 28, 1987, pp. 1B, 4B. Based on interview with Willy Perl, author of The Holocaust Conspiracy.
31.Y. Arad, et al., eds., Documents On the Holocaust (1981), p. 155. (The training kibbutz was at Neuendorf, and may have functioned even after March 1942.)
32.On the Agreement in general, see: Werner Feilchenfeld, et al., Haavara-Transfer nach Palaestina (Tübingen: Mohr/Siebeck, 1972).; David Yisraeli, “The Third Reich and the Transfer Agreement,” Journal of Contemporary History (London), No. 2, 1971, pp. 129-148.; “Haavara,” Encyclopaedia Judaica (1971), vol. 7, pp. 1012-1013.; F. Nicosia, The Third Reich and the Palestine Question (Austin: 1985), pp. 44-49.; Raul Hilberg, The Destruction of the European Jews (New York: Holmes and Meier, 1985), pp. 140-141.; The Transfer Agreement, by Edwin Black, is detailed and useful. However, it contains numerous inaccuracies and wildly erroneous conclusions. See, for example, the review by Richard S.Levy in Commentary, Sept. 1984, pp. 68-71.
33.E. Black, The Transfer Agreement (1984), pp. 328, 337.
34.On opposition to the Haavara in official German circles, see: W.Feilchenfeld, et al., Haavara-Transfer nach Palaestina (1972), pp. 31-33.;D. Yisraeli, “The Third Reich,” Journal of Contemporary History, 1971, pp.136-139.; F. Nicosia, The Third Reich and the Palestine Question, pp.126-139.; I. Weckert, Feuerzeichen (1981), pp. 226-227.; Rolf Vogel, Ein Stempel hat gefehlt (Munich: Droemer Knaur, 1977), pp. 110 ff.
35.W. Feilchenfeld, et al., Haavara-Transfer (1972), p. 31. Entire text in: David Yisraeli, The Palestine Problem in German Politics 1889-1945 (Israel: 1974), pp. 298-300.
36.Interior Ministry internal memo (signed by State Secretary W.Stuckart), Dec. 17, 1937, in: Helmut Eschwege, ed., Kennzeichen J (Berlin: 1966), pp. 132-136.
37.W. Feilchenfeld, et al, Haavara-Transfer (1972), p. 32.
38.E. Black, Transfer Agreement, pp. 376-377.
39.E. Black, Transfer Agreement (1984), pp. 376, 378.; F. Nicosia, Third Reich (1985), pp. 238-239 (n. 91).
40.E. Black, Transfer Agreement, p. 379.; F. Nicosia, Third Reich, pp.212, 255 (n. 66).
41.W. Feilchenfeld, et al., Haavara-Transfer, p. 75.; “Haavara,” Encyclopaedia Judaica, (1971), Vol. 7, p. 1013.
42.E. Black, Transfer Agreement, pp. 379, 373, 382.
43.Circular of January 25, 1939. Nuremberg document 3358-PS. International Military Tribunal, Trial of the Major War Criminals Before the International Military Tribunal (Nuremberg: 1947-1949), Vol. 32, pp. 242-243.
44.Werner Feilchenfeld, et al., Haavara-Transfer nach Palaestina (Tübingen: Mohr/Siebeck, 1972). Quoted in: Ingrid Weckert, Feuerzeichen (Tübingen: Grabert, 1981), pp. 222-223.
45.W. Feilchenfeld, et al., Haavara-Transfer nach Palaestina (1972). Quoted in: I. Weckert, Feuerzeichen (1981), p. 224.
46.Original document in German Ausw_rtiges Amt Archiv, Bestand 47- 59, E 224152 and E 234155-58. (Photocopy in author’s possession).; Complete original German text published in: David Yisraeli, The Palestine Problem in German Politics 1889-1945 (Israel: 1974), pp. 315-317. See also: Klaus Polkhen, “The Secret Contacts,” Journal of Palestine Studies, Spring-Summer 1976, pp. 78-80.; (At the time this offer was made, Stern’s Lehi group still regarded itself as the true Irgun/NMO.)
47.Arab nationalists opposed Britain, which then dominated much of the Arab world, including Egypt, Iraq and Palestine. Because Britain and Germany were at war, Germany cultivated Arab support. The leader of Palestine’s Arabs, the Grand Mufti of Jerusalem, Haj Amin el-Husseini, worked closely with Germany during the war years. After escaping from Palestine, he spoke to the Arab world over German radio and helped raise Muslim recruits in Bosnia for the Waffen SS.
48.Israel Shahak, “Yitzhak Shamir, Then and Now,” Middle East Policy (Washington, DC), Vol. 1, No. 1, (Whole No. 39), 1992, pp. 27-38.; Yehoshafat Harkabi, Israel’s Fateful Hour (New York: Harper and Row, 1988), pp. 213-214. Quoted in: Andrew J. Hurley, Israel and the New World Order (Santa Barbara, Calif.: 1991), pp. 93, 208-209.; Avishai Margalit, “The Violent Life of Yitzhak Shamir,” New York Review of Books, May 14, 1992, pp. 18-24.; Lenni Brenner, Zionism in the Age of the Dictators (1983), pp. 266-269.; L. Brenner, Jews in America Today (1986), pp. 175-177.; L. Brenner, “Yitzhak Shamir: On Hitler’s Side,” Arab Perspectives (League of Arab States), March 1984, pp. 11-13.
49.Avishai Margalit, “The Violent Life of Yitzhak Shamir,” New York Review of Books, May 14, 1992, pp. 18-24.; Lenni Brenner, Zionism in the Age of the Dictators (1983), pp. 266-269.; L. Brenner, Jews in America Today (1986), pp. 175-177.; L. Brenner, “Skeletons in Shamir’s Cupboard,” Middle East International, Sept. 30, 1983, pp. 15-16.; Sol Stern, L. Rapoport, “Israel’s Man of the Shadows,” Village Voice (New York), July 3, 1984, pp. 13 ff.
From The Journal of Historical Review, July-August 1993 (Vol. 13, No. 4), pages 29–37.
(*)Mark Weber estudió historia en la Universidad de Illinois (Chicago, EEUU), la Universidad de Munich, y las universidades dl Estado de Portland y de Indiana (M.A., 1977). En Marzo de 1988 testificó durante cunco días en la Corte del Distrito de Toronto como un reconocido testigo experto en la política sobre asuntos judíos de la Alemania en tiempos de guerra y el tema del Holocausto.