JUDÍOS NAZIS
Efectivamente, existen paralelismos entre la limpieza étnica que está llevando a cabo el Estado de Israel en Palestina, y la que en su día realizó el III Reich para librar el sagrado suelo alemán de toda contaminación no-aria o indeseable.
El sionismo necesita, para ver cumplida su pretensión de establecer un estado judío en Palestina, que no exista población árabe. Esto puede llevarse a cabo de dos formas: por la ocupación y la expulsión de los palestinos a campamentos de refugiados en países vecinos (Líbano, Jordania, Siria, provocando un vuelco demográfico y político que ha sido origen de no pocos conflictos en esos países), o dentro de las mismas fronteras del Estado de Israel (lo que ellos consideran que son sus fronteras, que es la totalidad de Palestina).
Viendo que la guettización de la población palestina (Gaza era considerada una olla a presión, un desastre humanitario por las Naciones Unidas, allá por verano) sólo traía más violencia, el sionismo ha tomado el otro camino posible para eliminar de Palestina a los palestinos, y poder construir por fin su Tierra Prometida: el exterminio. Es lo que hemos estado viviendo estos días. Mil quinientos muertos en tres semanas entre el millón y medio de habitantes que tiene la franja de Gaza, supone una tasa de mortalidad altísima, una verdadera masacre.
Podemos afirmar que la agresión de Israel al pueblo palestino supera en criminalidad al comportamiento que tuvo el régimen nazi con los judíos europeos HASTA Enero del 1942, momento en el que el se desarrolló la "solución final" a la "cuestión judía": el exterminio masivo, industrializado, el asesinato en serie de las tres cuartas partes de la población judía en Europa.
Pero hasta ese momento, desde que en 1933 Hitler fuera nombrado Canciller, hasta la conferencia de Wannsee en el 42, los crímenes contra la población judía en Alemania y territorios ocupados (muy especialmente Polonia, donde vivía una extensa comunidad judía) no son comparables, en número y gravedad, como los que ha llevado a cabo el Estado de Israel contra la población árabe oriunda de Palestina desde su misma creación, en 1948.
Hasta entonces, los alemanes se limitaron a una política de detenciones y asesinatos selectivos llevados a cabo por los Einsatzgruppen, así como operaciones de castigo contra la población civil como fusilamientos en masa. En cualquier caso, su extensión y números de crímenes fue muy inferior al balance que ya acumula el Tzahal.
Por poner un ejemplo, la trístemente famosa noche de los cristales rotos (Kristallnacht), fueron asesinados unos 150 judíos, y unos 25.000 fueron deportados a campos de concentración. Como vemos, nada que ver con los 1.500 muertos palestinos, más de 5.000 heridos, y millón y medio de palestinos que viven encerrados en el guetto de Gaza.
Relacionar el nazismo con el sionismo no es una afirmación gratuita: ambos buscan la supremacía de una "raza" y su imposición en un territorio al que tienen derecho por cuestiones sobrenaturales. Para ello, recurren a un belicoso expansionismo basado en una sociedad civil militarizada y acciones de limpieza étnica, deportando y encerrando en guettos a la población atóctona para construir sobre esos crímenes, en un caso, el sueño pangermánico de Großdeutschland y, en el otro, la promesa bíblica de Eretz Israel.
Insisto: la diferencia entre sionismo y nazismo, son los hornos crematorios. Pero hasta 1942, los alemanes se comportaron bastante mejor con los judíos que éstos lo están haciendo con los palestinos.
En algún momento el sionismo tendrá que decidir qué solución tomar con los habitantes de sus guettos. O los extermina, o renuncia a la ocupación y se repliega a las posiciones concedidas por la ONU en 1947, es decir, el 55% de Palestina (y no la línea verde de 1968, con el 75% de territorio ocupado). Mientras que el sionismo no comprenda que su fin último sólo puede ser conseguido mediante la construcción de hornos crematorios, y esté indeciso teniendo a una población hacinada y secuestrada en su propia tierra, este problema continuará. Habrá que tomar una decisión, como la tomaron las autoridades nazis en el 42. O los exterminan, o los expulsan, o renuncian a su propósito.
Hay que recordar que en la idea del nazismo no estaba implícito el exterminio, sino la expulsión de los judíos europeos a...su lugar ancestral de origen: Palestina. El exterminio vino después, ante la imposibilidad de llevar a cabo tal deportación. Por lo tanto, también en lo referente a la cuestión judía, nazismo y sionismo coinciden: la emigración (voluntaria o forzosa, ahí está la diferencia) de los judíos de Europa y del resto del mundo a "su lugar en la Tierra", Israel.
Esta política de apartheid, de segregación racial de la población árabe autóctona para dar preponderancia a los judíos venidos de todas partes del mundo es inequívocamente racista, y está claramente emparentada ideológicamente con el nazismo. Incluso aquellos ciudadanos israelíes de credo musulmán son discriminados por el Estado de Israel (no les está permitido comprar propiedades...) e incluso, una resolución del Parlamento Israelí (derogada por la Corte Suprema hace sólo unos días) les ha querido privar de sus derechos políticos, ilegalizando los partidos musulmanes por considerarlos una quinta columna (considero interesante la visita de este espacio gallego-sionista, para ver hasta qué punto de miseria moral puede llegar una persona). Sus enlaces y banners no tienen desperdicio:
Hay otros blogs sionistas de la versión gallega de la extrema derecha neocon que recomiendo visitar, como:
El cuarto Reich
O ruído dos días
Asociación galega de amizade con Israel
O recanto dos infames
Judíos en el Norte de Shefarad
Galiza-Israel
En defensa de Israel
Shema Israel
Todo un ejemplo del triunfo de la ideología fascista aplicada a la supremacía del Pueblo Elegido.
Comparar la franja de Gaza o el guetto de Varsovia, habrá a quien le parezca exagerado. Bien, que estudie la cuestión, y las condiciones de vida en uno y otro sitio.
Aunque la comparación de Israel con el nazismo levanta muchas ampollas (por eso insisto en eliminar de la comparación los tres últimos años del régimen nazi), es plenamente aceptable. No es una idea nueva ni original, las semejanzas son obvias, y no soy el primero en expresarla.
Por ejemplo, en el interesante artículo de Gilberto López y Rivas titulado
Israel: Estado terrorista hace una interesante reseña:
La semilla de esta situación explosiva en Medio Oriente -que devino en el genocidio palestino y el expansionismo territorial- fue analizada por Maxime Rodison, marxista francés judío -a quien difícilmente se le puede tachar de antisemita-, que en 1967 publicó un brillante análisis en la revista Les Temps Modernes, dirigida por Jean-Paul Sartre, en el que demostraba que Israel se estableció como Estado en territorio palestino como resultado de una conquista colonial, "justificada por una ideología etnocéntrica y racialmente excluyente (el sionismo), marcada con las mismas actitudes chovinistas hacia los pueblos de territorios subdesarrollados, muy similar a la de otras doctrinas nacionalistas de las burguesías europeas"
(Israel: a Colonial-Settler State?, New York: Monad Press, 1973).
La semblanza entre Gaza y el guetto de Varsovia ha recibido estos días un apoyo autorizado. Se trata de Richard Falk, Relator de la ONU sobre los derechos humanos.
Supongo que este señor será tachado por la maquinaria diplomática e informativa israelí como un antisemita, un judeófobo que bebe de las fuentes de Hitler. Lástima para su tradicional (y nauseabundo) discurso que este señor es...judío. Un judío neoyorkino que demuestra que se puede profesar la religión judía y ser decente, que se puede ser judío sin renunciar al honor, que se puede sentir partícipe de una comunidad sin justificar sus crímenes, condenando todas las violaciones de los Derechos Humanos independientemente de que sean los tuyos quienes las provocan o las padecen.
Si entramos en la página de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, podemos obtener un montón de información interesante sobre cuál es la valoración de este organismo sobre la situación humanitaria en Gaza.
Por cierto, que el señor Richard Falk (profesor emérito en derecho internacional por Princeton) tiene vetada la entrada en el territorio israelí. Y el territorio israelí entendido por el Estado Nazi de Israel comprende, naturalmente, toda Palestina, incluída Gaza y Cisjornacia. Debe ser que para este judío no hay posibilidad de acogerse a la política de Retorno.