lunes, 5 de septiembre de 2011

RACISMO HITLERISTA

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Adolf Hitler nació un 20 de abril de 1889 en un pueblo austríaco de Braunauarm-Inn cercano a la frontera bávara. Apasionado lector concurría a las bibliotecas públicas de Viena, donde tomó contacto con la filosofía decadentista alemana .

"Un decreto bien hecho del destino me hizo nacer en Braumau, sobre el Rhin. Esa pequeña ciudad se encuentra en la frontera de esos dos Estados alemanes cuya reunión nos parecía, a nosotros, obra de la joven generación, que era la obra que deberíamos realizar por todos los medios posibles. La Austria alemana debería volver a la gran madre patria alemana... los hombres de una misma sangre deben pertenecer al mismo reich. Por eso la pequeña ciudad fronteriza de Braumau, se me mostraba como el simbolo de una gran mision"... A. Hitler

Así comienza la obra que entre 1924 y 1925, Hitler redacta en la cárcel de Landsberg del Lech en Baviera, cuando cumplía una condena de cinco años por el fracasado golpe de Estado en Munich el 9 de noviembre de 1923. Hitler se cree un mesías salvador predestinado por el lugar donde nació y con una gloriosa misión que era la de hacer triunfar, contra todas las leyes falsas y artificiales, una ley natural y sagrada: “la ley de la comunidad de sangre”. Hitler se dice “elegido del Cielo para proclamar la voluntad racista del Creador”.El Mein Kampf es el libro en el que expone su doctrina racista tomando diversos elementos de la tradicción alemana: nacionalismo, xenófobia, pangermanismo, superioridad de los arios, aspiración a un “cristianismo alemán” neopagano y a un “socialismo alemán”, culto a las fuerzas de la naturaleza, mito del superhombre, etc.
La doctrina nacionalsocialista que surge de la síntesis de estos elementos, constituye más que una ideología. En realidad se convertía en una verdadera religión secular en la que se propuso crear un nuevo hombre alemán, sustituyendo en su alma todos los valores heredados del cristianismo, por la teología del arianismo. Para Hitler, la raza era el fundamento de la historia del mundo, de la organización de los estados y de las grandes civilizaciones. Estas serían el fruto de “razas superiores” que crearían la civilización a costa de los “seres inferiores”.

“Una de las premisas más esenciales para la formación de las culturas superiores es la existencia de hombres inferiores…; es indudable que la primera cultura de la humanidad no se debió tanto a la domesticación de los animales como al empleo de hombres inferiores”. Adolf Hitler. Mein Kampf

En realidad no hay nada original en las concepciones raciales de Hitler. En su libro encontramos muchos de los tópicos raciales más ingenuos y extendidos, como la afirmación de que el mestizaje produce descendientes de “inferior calidad racial”, o que la raza aria es la raza superior y la única creadora de cultura.

“El ario es el Prometeo de la humanidad, y de su frente brotó, en todas las épocas, la centella del Genio, encendiendo siempre de nuevo aquel fuego del conocimiento que iluminó la noche de los misterios, haciendo elevarse al hombre a una situación de superioridad sobre los demás seres terrestres. Exclúyase, y, tal vez después de pocos milenios descenderán una vez más las tinieblas sobre la Tierra. ¡La civilización humana llegaría a su término y el mundo se volvería un desierto!” A. Hitler. Mein Kampf

Repite las ideas gobineanas afirmando que “Todas las grandes civilizaciones del pasado cayeron en decadencia, porque la raza original creativa murió, como resultado de la contaminación de la sangre”. Hitler, al igual que los ideólogos anteriores, consideraba que la mezcla de las razas provocaba la degeneración y la decadencia de la raza aria. Creía así mismo, que el pueblo alemán no había podido conservar de manera íntegra sus características arias, por lo que era urgente purificarle prohibiéndole los matrimonios mixtos, para así conseguir en el corazón de Europa un sólido núcleo germánico.

“El proceso de su evolución representa siempre el siguiente cuadro: grupos arios, por lo general en proporción numérica verdaderamente pequeña, dominan pueblos extranjeros y gracias a las especiales condiciones de vida del nuevo ambiente geográfico (fertilidad, clima, etc.), así como también favorecidos por el gran número de elementos auxiliares de raza inferior disponibles para el trabajo, desarrollan la capacidad intelectual y organizadora latente en ellos. En pocos milenios y hasta en siglos logran crear civilizaciones que llevan primordialmente el sello característico de sus inspiradores y que están adaptadas a las ya mencionadas condiciones del suelo y de la vida de los autóctonos sometidos. A la postre, empero, los conquistadores pecan contra el principio de la conservación de la pureza de su sangre que habían respetado en un comienzo. Empiezan a mezclarse con los autóctonos y cierran con ello el capítulo de su propioa existencia. La caída por el pecado en el Paraíso tuvo como consecuencia la expulsión. Después de un milenio, o más, se mantiene aún el último vestigio visible del antiguo pueblo dominador en la coloración más clara de la piel, dejada por sus sangre a la raza vencida y también en una civilización ya en decadencia, que fuera creada por él en un comienzo”. A. Hitler. Mein Kampf

En su opinión el Estado debe tomar medidas para que “únicamente los sanos tengan descendencia” y evitar la reproducción de los enfermos de “sífilis, tuberculosis, enfermedades hereditarias, de los tarados y de los cretinos”. Por otra parte, el Estado velará con medidas políticas para que solamente los individuos valiosos se reproduzcan. Esta política no daría sus resultados de manera inmediata, sino al cabo de unos seis siglos más tarde, un período de tiempo, bastante asequible para alguien que esperaba que el Tercer Reich durara más de dos mil años.

“Sólo existe, sin embargo, un derecho sagrado y ese derecho es un deber para con lo más sagrado, consistiendo en velar por la pureza racial. Por la defensa de la parte más sana de la humanidad, se hace posible un perfeccionamiento mayor de la especie humana.
Un Estado de concepción racista, en primer lugar, el deber de sacar al matrimonio del plano de una perpetua degradación racial y consgrarlo como la institución destinada a crear seres a imagen del Señor y no monstruos, mitad hombre, mitad mono…
Es deber del Estado Racista reparar los daños ocasionados en este orden. Tiene que comenzar por hacer de la cuestión de la raza el punto central de la vida general; tiene que velar por la conservación de su pureza y tiene que consagrar al niño como el bien más preciado de su pueblo. Está obligado a cuidar que sólo los individuos sanos tengan descendencia”. A. Hitler. Mein Kampf


Una selección eugenésica de las parejas destinadas a la reproducción es el objetivo que se plantea Hitler. Una labor unida a una educación ciudadana en las escuelas donde se desanime a aquellos que presenten taras a casarse y tener descendencia.

“El Estado, por medio de la educación tiene que persuadir al individuo de que estar enfermo y ser físicamente débil no constituye una afrenta, sino simplemente una desgracia digna de compasión; pero que es un crimen, y por consiguiente, una afrenta, transmitir por propio egoísmo esa desgracia a seres inocentes”. A. Hitler. Mein Kampf

Esta labor continuada durante al menos seiscientos años aseguraría la venida del “superhombre”.

“Una prohibición, durante seis siglos, de procreación de los degenerados físicos y mentales no sólo liberaría a la humanidad de esa inmensa desgracia sino que, además, produciría una situación de higiene y de salubridad que hoy parece casi imposible”. A. Hitler. Mein Kampf

Hitler arremete, como ya lo hiciera Nietszche años antes, contra todos aquellos valores de la civilización occidental:

“La nación es una invención de las clases capitalistas; la patria, instrumento de la burguesía para la explotación de la clase obrera; la autoridad destinada a producir un material humano de esclavos, y también de guardianes; la religión, medio de debilitar al pueblo para mejor explotarlo a continuación; la moral, principio de estúpida paciencia para uso de borregos”. A. Hitler

Respecto de la política dirá:

"En política triunfa sólo el que es brutal e intolerante; la masa tiene horror a los débiles y a los tibios; la masa se somete a las fuertes, al hombre entero, fanático, que infunde miedo y terror".
"El terror en el trabajo, en la fábrica, en los lugares de reunión y con ocasión de los mítines tendrá pleno éxito mientras un terror igual no le obstruya el camino (...) Si a la socialdemocracia se opone una doctrina mejor fundada, ésta vencerá, aunque la lucha sea dura, a condicion, sin embargo, de que actue con la misma brutalidad". A. Hitler


Para el nacionalsocialismo, al igual que para el comunismo, el individuo no tendría existencia sino en tanto como miembro de una comunidad superior. Una suprema realidad a la que tendría que subordinarse y sacrificarse por entero. Para el nazismo la comunidad será la raza. En el comunismo será la clase.
Hitler sintió hacía los judíos un odio muy especial; quiso tratarles no sólo como raza inferior sino también como contra-raza portadora de todo el mal y de todo lo horrendo de este mundo:

“De modo que ahora creo que estoy actuando en el sentido deseado por el Creador todopoderoso: al luchar contra el judío estoy defendiendo la obra del Señor”.A. Hitler. Mein Kampf

El judío se convirtió pues, en el chivo expiatorio. Para cumplir su destino la nación alemana debe odiar a las demás razas, bien entendido que los no nórdicos son una especie de subhombres, intermedios entre el hombre nórdico y el animal. Se trata de restaurar las fuentes originarias de lo nórdico y alemán y para ello, siendo el cristianismo una religión de origen semita, se imponían como tarea acabar con «los repugnantes principios del cristianismo y de la civilización occidental», inaugurando el nuevo milenio dirigido por el Tercer Reich (Tercer Imperio).

El racismo de Hitler era esencialmente pragmático y requería para su ejecución un plan de acción social en el cual debían de colaborar todas las instituciones del Estado, y en el que los propios científicos se encargarían de dar su legitimación científica. Numerosos investigadores, incluyendo antropólogos, biólogos, historiadores, sociólogos y médicos, se adhirieron voluntariamente y de forma entusiasta al régimen nazi y sus propósitos. Más de la mitad de los biólogos que ocupaban puestos académicos se hicieron del partido, una proporción superior a la media de otros colectivos profesionales. La Sociedad Alemana para la Higiene Racial llegó a tener más de 1.300 miembros, muchos de ellos académicos a finales de la década de los años 30. El método científico se aplicó a cuestiones tales como el diseño de campos de exterminio o al de la gestión de la información personal para optimizar el control de los enemigos del régimen. Los datos aportados por los antropólogos sirvieron para identificar racialmente a los ciudadanos “imperfectos” y permitieron a las brigadas de las SS descubrir judíos no fichados.

Rosenberg: El ideólogo del nacionalsocialismo



Pero quizás quien puede ser considerado el principal ideólogo de la política racista durante el gobierno de Adolf Hitler fue el estonio Alfred Rosenberg. Gran defensor de la pureza de la raza conoce a Hitler en 1919, momento en el cual inicia su carrera política trabajando como redactor en el periódico Volkischer Beobachter. Pronto se convirtió en una gran líder mediático. Su pensamiento estaba influido por Houston S. Chamberlain, las doctrinas del superhombre de Nietzsche y la obra de Gobineau.
Al escribir su obra en 1930 “El mito del siglo XX”, expone su concepción de la “pureza racial de Alemania”, convirtiéndose así en el principal teórico de las premisas racistas del régimen nacionalsocialista. En esta obra expone tres conceptos básicos sobre los que se fundamentará la política racista del tercer Reich: la raza, el anticomunismo y el lebensraum o doctrina del espacio vital.
Rosenberg afirma que al concepto zoológico de raza hay que añadirle un espíritu de raza:

“Al aspecto externo del hombre va unido un determinado carácter, una actitud espiritual perfectamente determinada”. A. Rosenberg. Blue und Ehre. 1939

Él insistirá en la idea de la “unidad de cuerpo, alma y espíritu”,

“Sangre y carácter, raza y alma no son más que distintas denominaciones para un mismo ser”. A. Rosenberg. Gestaltug der Idee. 1942.

Pero en todo caso estos tres elementos son de origen material, ya que para él “entre el mundo espiritual y el mundo físico no hay ninguna frontera clara: ambos constituyen un todo indiviso inseparable”. Esta visión inmanentista de Rosenberg constituirá su “síntesis mística” entre sangre y alma, entre herencia biológica y espíritu.
Pero donde destacará Rosenberg será en ser el principal teórico del antisemitismo nazi. Su intención era dar una nueva imagen de la historia de la Tierra y de la humanidad. En opinión de Rosenberg la historia no era más que la lucha entre la raza nórdica-aria y la semita. Llegará a crear una mitología nacional basada en cultos paganos al dios Odín, con inspiración en los místicos alemanes, el pensamiento federiquiano y la música de Bach.
Rosenberg era conocido también por sus ataques al cristianismo considerado como una emanación del decadente orientalismo judaico. Lo declarará causante del colapso del Imperio Romano por el efecto debilitador de la doctrina del “amor” judeo-cristiano que sustituiría al vitalismo antropocéntrico y a las tradiciones de sana vitalidad que habrían predominado anteriormente entre los indoeuropeos romanos de la época romana republicana.
En 1933 asume la jefatura del Servicio de Asuntos Extranjeros del Partido, cargo que empleará para saquear museos, bibliotecas y obras de arte que pertenecían a particulares judíos. Durante la II Guerra Mundial colaboró en el plan de invasión de Noruega organizando el expolio de los tesoros de arte europeos.
Su interés por el ocultismo le llevó a viajar por Francia, Bélgica y Holanda buscando documentos y archivos que refrendasen sus teórías esotérico-políticas. Todo aquel material que contradecía sus tesis era requisado y destruido.
Esta visión neopagana de la religión le lleva a desarrollar un anticatolicismo visceral que llega a convertirse en un anticristianismo. El historiador Honrad Löw presenta un informe de las SS en el que se muestra el anticatolicismo del régimen nazi.

«Es indiscutible que la Iglesia católica en Alemania se opone decididamente a la política gubernamental de oposición al poder hebreo. Por consiguiente, realiza un trabajo de apoyo a los judíos, les ayuda a huir, utiliza todos los medios para apoyarlos en la vida cotidiana, y facilita su estancia ilegítima en el imperio del Reich. Las personas encargadas de esta tarea disfrutan de pleno apoyo del episcopado y no dudan en quitar a los alemanes, e incluso a los niños alemanes, la escasa comida para dársela a los judíos». Konrad Löw «Judíos y cristianos en la opinión de los nazis y en los tiempos presentes» 2002

Nombrado ministro de los Territorios Ocupados del Este (1941-45), ordenó la deportación y la ejecución de millones de personas con el objetivo de germanizar Ucrania. En 1945 fue juzgado por crímenes contra la humanidad en Nuremberg y en 1946 fue ejecutado en la horca.

10.3. La Rassenhygiene o ciencia de la higiene racial

Durante el regimen nazi la antropología racial (Rassenkunde) y la higiene racial (Rassenhygiene) se convirtieron en campos científicos de gran respetabilidad. El concepto de Rassehygiene, o ciencia de la higiene racial fue acuñado en 1895 por el psiquiatra suizo Alfred Ploetz (1860-1940). El objetivo de esta “ciencia” era la selección adecuada de las parejas reproductivas y la reproducción controlada, lo cual llevaría de manera gradual a una nación más saludable y racialmente deseable. Junto con Ernst Rüdin funda en 1904 la “Revista de Razas y Biología Social”, que es considerado el primer periódico en el mundo sobre la eugenesia. En 1905 funda la Sociedad para la Higiene Racial, a la que añadiría más tarde el término “Eugenésica”. Esta Sociedad tomó el ideal de la supremacía nórdica. Su objetivo era la revisión, por parte de un grupo de “expertos” nombrados oficialmente de los niños recién nacidos. Ellos eran los que decidían si el niño era racialmente aprovechable o tenía que eliminarse inmediatamente.
Fue durante esta época que se promulgaron una serie de leyes de higiene racial. En 1933 la Ley de esterilización que pretendía la prevención de la descendencia genéticamente enferma. Esta ley afectó a unas 400.000 personas. Las Leyes de Nuremberg (1935) definían una ley de ciudadanía, en la que se excluía deliberadamente a los judíos. Se establecía una ley de protección de la sangre, prohibiéndose los matrimonios y las relaciones sexuales entre judíos y no judíos. También se dictaron una serie de leyes de salud matrimonial, en las que se imponía un riguroso examen médico a los jóvenes antes del matrimonio. La ley de la eutanasia de 1939 autorizaba a ciertos médicos a suministrar una muerte piadosa a pacientes incurables. Hacia 1941 habían sido asesinados 70.000 pacientes de hospitales mentales. Ese mismo año se amplió la ley para “eliminar” a las que se llamó “vidas no merecedoras de vivir”.
El Reich trató también de crear una “cultura aria” y para ello era importante inventarse una “historia aria”. De eso se encargó el Instituto Ahnenerbe, que sentaría las bases y fundamentos de un sistema basado en la “Raza aria” como referente. Su tarea fue desenterrar, crear, inventar, robar o falsificar pruebas de las cualidades y prestaciones de la “Raza Aria” hasta la edad de piedra. También se encargarían de divulgar estos “hallazgos” a la población con fines puramente propagandísticos. Para el nazismo los alemanes (puros) descendían directamente de los arios heredando la inteligencia y la brillantez de sus antepasados, y solamente ellos eran capaces de crear cultura. Solo los arios eran poseedores del genio para alcanzar la civilización, crear música, literatura, arte… y solo ellos eran los llamados a conducir a la humanidad por el camino del desarrollo. Todo ello respaldado por pruebas que Ahnenerbe se encargó de inventar y robar a otras culturas en todo el mundo.
El historiador Michael Biddis ha comentado que:

“La historia del mito ario demuestra el poder de la fe sobre el conocimiento… Es posible que en la actualidad oigamos hablar más de caucásicos que de arios, pero la esencia y los errores de la fe en la supremacía blanca perduran”.Michael Biddis

Otros de los paladines de la Rassenhygiene fue el antropólogo Hans Gunther (1891-1968) quien tuvo también una gran influencia en la doctrina racial del nacionalsocialismo. Escribirá en los años 20 una serie de libros populares sobre las virtudes de la raza nórdica. En ellos estimaba que únicamente entre un 6% y un 8% de la población alemana podía considerarse raza nórdica “pura”. De entre estas obras destacará Short Ethnology of the German People (1929) en donde reemplaza la noción vaga del “ario” por la del “nórdico”, que para él era mucho más precisa.

“La raza nórdica es alta, de piernas largas, delgadas y con un promedio de estatura que entre los elementos masculinos supera normalmente 1,74 m. Los miembros son vigorosos y ágiles en su apariencia externa. (…)
El corte de cara de las facciones nórdicas, especialmente en el elemento masculino, da el efecto de arrojo y valentía especialmente a través de los rasgos dominantes de su perfil: su frente, su elevada y distinguida nariz, y finalmente su barbilla prominente. La suavidad de sus facciones da una clar expresión a su fisonomía. En el elemento femenino la barbilla tiene más arco, la nariz es menos aguda y además se une con un rostro no tan prominente. (…)
Si un pintor, un dibujante o un escultor quiere representar la imagen de la determinación, de la decisión o de la resolución, o una característica de nobleza, superioridad o heroísmo humano, tanto en hombre como en mujer, en la mayoría de los casos crea imágenes que son más o menos aproximadamente la imagen de la raza nórdica”. Hans Günther. En Mosse: La cultura nazi.

Mas para Gunther, no es lo mismo germano que nórdico (Klenie Rassenkude des deutshen Volkes). Según Gunther la herencia nórdica total de Alemania, era a lo más un 45 – 50%, datos obtenidos exclusivamente de la observación de rasgos externos como tono de piel, color del cabello, etc. De esta manera divide al pueblo alemán en dos clases, los nórdicos y los híbridos. Estos últimos los describirá como personas bajas, de 170 cm de altura, con un índice cefálico superior al 76, un índice nasal platirrino, pelo trigueño, ojos color avellana o café, de complexión no delgada, labios gruesos, y barbilla no firme. A estos individuos Gunther los llamará bastardos y como tales, ciudadanos de segunda clase e inferiores, al menos físicamente.
Dado que el 95% de la población alemana, asi como casi todos los altos cargos del NSDAP cumplían la definición dada por Gunther de “bastardo”, al partido le era imposible aceptar sus conclusions. El partido, que se había prometido unir a la nación alemana y eliminar las distinciones de clase, aparecía ahora apoyando distinciones más exclusivas. Por todo ello las tesis de Gunther debían ser rechazadas.
Una de las especialidades de Günther fue la identificación física de los judíos. Junto con Fritz Lenz se encargaron de identificar y esterilizar a los Rheinlandbastarde, unos descendientes de mujeres alemanas y soldados africanos que pertenecían a las tropas francesas que ocuparon la región del Rhineland después de la Primera Guerra Mundial.
Precisamente de los judíos decía Günther en su libro Rassenkunde des jüdischen Volkes (Tratado racial del pueblo judío, 1929): Esta raza ha salido del desierto, y su conducta espiritual se inclina a convertir en desierto nuevamente el suelo ya cultivado”.Respecto de los gitanos Gunther declaró:

“Los gitanos han conservado de hecho algunos elementos de su hogar nórdico, pero descienden de las clases más bajas de la población de esta región. En el curso de su migración, absorbieron la sangre de los pueblos circundantes, debiendo así una mezcla racial oriental, Oeste-Asiática, con una adición de cepas hindúes, centro-asiáticas y europeas”. Hans Gunther. Rassenkunde des Judischen Volteen. Munich 1930.Otra figura destacable de estas políticas es el genetista Otmar Freiherr von Verschuer (1896-1969) quien orientó sus estudios a demostrar vínculos genéticos entre un individuo y un hipotético colectivo racial de orden superior o Volk al que pertenecería este individuo. En un escrito suyo de 1939 se puede leer:

“Nosotros los genetistas e higienistas raciales hemos tenido la fortuna de ver como el silencioso trabajo del estudio del investigador del laboratorio científico encuentra aplicación en la vida de las personas”. Otmar Freiherr von VerschuerVon Verschuer fue director de la división "Herencia humana" del Instituto Kaiser Wilhelm en Berlin, en 1934. El mismo declaraba ser el "responsable de asegurar que el cuidado de los genes y de la raza, campo en que Alemania era líder mundial, tuviesen una base tan firme que pudieran resistir a cualquier ataque exterior". De 1936 a 1942 asumió la dirección del Instituto del Tercer Reich para la Herencia, la Biología y la Pureza Racial, en Francfort.
Se trata de un criminal de guerra, que escapó de las persecuciones, a pesar de saberse que él aseguraba la financiación y utilización de los resultados de sus “investigaciones” en Auschwitz. Von Veurscher fue quien recomendó a un joven estudiante que aceptara un puesto de trabajo en el campo de Auschwitz, ya que según él, las posibilidades de investigación allí eran inmensas debido a la diversidad de grupos raciales confinados; el estudiante se llamaba Josef Mengele, quien llegó a ser conocido como el “ángel de la muerte”.
El Ministerio de Salud del Reich creó un Centro para la Investigación sobre la Biología de las Poblaciones y la Higiene Racial. Su director fue el médico y psicólogo Robert Ritter, quien centró sus inquietudes científicas en el tema de los gitanos, a los que clasificó como “portadores de sangre no alemana y gente de orígenes etnológicos enteramente primitivos e incapaces de una adaptación social real”. Junto con su ayudante de campo Eva Justín realizó un estudio de campo extensivo durante la primavera de 1936, realizando entrevistas y exámenes médicos a más de 24.000 gitanos, para recoger datos acerca de su genealogía y genética. Se hicieron clasificaciones raciales en diversos grupos y se propuso como solución a la “cuestión gitana” (Zigeunerfrage) “reunirlos a todos en grandes campos de trabajo y mantenerlos trabajando allí” que se determinó que la mayoría de los gitanos representaba un peligro para la pureza racial alemana y, por tanto, debían ser eliminados.
Los gitanos fueron una fuente de confusión ideológica en la Alemania nazi, ya que, si las ideas sobre la raza aria eran correctas y los gitanos venían originariamente de la India (de donde habrían salido hacía unos mil años), deberían ser, en buena lógica, descendientes de arios. El mismo Heinrich Himmler, famoso por sus desvaríos místico-raciales, creía que algunos grupos de gitanos podían ser considerados arios y por tanto podían tener más valor racial que otros, aunque al final acabaron todos en el mismo saco racial, llevando simplemente una Z de Zigeuner (zíngaro) en los uniformes en el campo de exterminio. Himmler firmó la orden para enviar a los gitanos alemanes a Auschwitz el 16 de diciembre de 1942, desencadenando el Porrajmos u Holocausto gitano.

El suizo germanófilo Otto Hauser (1874-1932) en su obra “Raza y cultura” (1916) dice que los griegos han sido “un pueblo rubio, bien definido, que llegó por sí mismo a una cultura cuyo nivel será admirado siempre, que será siempre ejemplar, mientras circule en un pueblo, en un individuo, sangre nórdica afín”.
Pero las teorías raciales germanas no se dirigen exclusivamente contra los judíos, sino que también hacia gran parte de su propio pueblo, contra los descendientes de la raza alpina, que Günther había rebautizado como oriental. Para Günther la existencia de esta raza oriental, sin talento y sin espíritu creador en el corazón de Europa amenaza la pureza de los nórdicos. El oriental es la negación del hombre nórdico. El oriental es el pacifista nato, el hombre de la masa; de ahí su preferencia por la democracia. No posee ningún rasgo heróico y tampoco presenta ninguna comprensión para la grandeza de la patria y de la nación. Resumiendo, para Günther, los orientales son buenos como súbditos, pero no pueden ser jefes; para ser jefe solo están llamados los nórdicos.
A los alpinos (orientales) se les acusará de incesto y de otras perversiones sexuales.

“La relación sexual dentro del mismo linaje, es decir, entre hermanos y entre padres e hijos, según me informan médicos de aquellos distritos, no serían ninguna gran rareza en los territorios orientales. El alma oriental no conoce quizá el concepto del incesto”. L. F. Clauss: Rasse und Seele

Pero los ataques más virulentos los hará Hauser en “Raza y cultura”, pues considera de ellos que es un pueblo corrompido.

“Por el dinero, todo le es grato. Vendería sin titubear su honor, si lo tuviera. Es el demócrata y el capitalista nato... El oriental es más lascivo que las razas puras y cruzadas. Para él tienen que danzar en el escenario mujeres y hombres desnudos y apretujarse en lo posible; lee con preferencia perversidades y las practica cuando tiene dinero para ello. Esclaviza a la mujer y es esclavizado por ella. Defiende el Individualismo en el sentido que cada cual puede hacer todo lo que quiere, violar niñas y niños, emplear todos los medios en la competencia social, espiritual y política. Y mientras en los demás es regla deportiva no echar mano a las partes sexuales del adversario, practica él, que por lo demás sostiene la liberación de todos los placeres, ese ejercicio con preferencia cuando puede atraer hacia él los genios que le son -a él, típicamente agenial- desagradables, y trata de hacer caer a los adversarios políticos a quienes no puede vencer en lucha honrada”. Otto Hauser: Rasse und Kultur; pág. 69.
Y en otro pasaje de su obra cuenta Hauser a sus lectores:

En su sexualidad el oriental es vulgar. No se puede estar con él media hora sin que cuente, no sólo anécdotas obscenas, sino sus propias aventuras sexuales, y, en lo posible, también las de su mujer; y las mujeres entretienen a sus oyentes sobre sus dificultades en la menstruación. Su cría llena las paredes de vaginas y de penes, y concierta en los urinarios públicos las citas sexuales”.
Cuando uno lee estos comentarios tiene la impresión de que se está ante un enfermo con inclinaciones perversas que no conoce una sana sensualidad. Esto solo demuestra hasta que punto son capaces de llegar los teóricos de la raza para acusar de algo al enemigo y procurar satisfacer sus deseos políticos. El problema es que este veneno sigue circulando aún a través de libros, foletos y artículos periodísticos por Alemania y Europa, mientras no se le ponga freno.