jueves, 11 de agosto de 2011

ECO FASCISMO HITLERISTA

Asesor de las Naciones Unidas dice que hay que terminar con la democracia para salvar el planeta

Un profesor destacado y miembro del Panel Intergubernamental para el cambio climático (IPCC) sugiere abiertamente que las naciones necesitan acabar con la democracia para solventar el problema del cambio climático.

Paremos el fascismo verde
Paremos el fascismo verde
David Shearman, un Profesor Emérito de la Universidad de Medicina de Adelaida, y un investigador agregado del Departamento de la Universidad de Geografía y Ciencias Medioambientales y de la Facultad de Derecho, ha sido el autor de varios libros sobre el cambio climático, uno de ellos titulado El Reto del Cambio Climático y el Fracaso de la Democracia. En éste declara que “…el autoritarismo es el estado natural de la humanidad”.
El Profesor Shearman fue un asesor de los informes de valoración del IPCC de las Naciones Unidas.
A menudo se nos dice que las Naciones Unidas no es una institución autoritaria y que sólo pretende solventar los problemas del mundo, y no crear un sistema de poder mundial; pero es bastante evidente que muchos de los alarmistas del cambio climático de las Naciones Unidas tienen ideologías fascistas que podrían usar la influencia de las Naciones Unidas para infiltrar las democracias.
El libro del profesor Shearman no intenta ocultar sus ideales fascistas. La introducción indica:
En suma, Shearman y Smith discuten que la democracia liberal, considerada sacrosanta en las sociedades modernas, es un impedimento para encontrar soluciones sostenibles de ecología para el planeta.

En otras palabras creen que necesitamos fascismo para salvar el planeta.
Shearman y su coautor Gary Sauer-Thompson en “Verde o Desaparecido” proponen la formación de un “liderazgo de una elite”.
El gobierno en el futuro estará basado en …una oficina suprema sobre la biosfera. La oficina alojará a filósofos/ecologistas entrenados. Estos guardians o bien gobernarán ellos mismos o aconsejarán a un gobierno autoritario sobre políticas basadas en su conocimiento de la ecología y las sensibilidades filosóficas. Estos guardianes estarán especialmente entrenados para tal tarea.
Abogan por formar a “ecoguerreros” en Universidades para “combatir a los enemigos de la vida”. Incluso van más lejos cuando valoran el surgimiento del movimiento verde y del movimiento ‘nueva era’ como una alternativa verde al cristianismo  y el islam:
No es imposible que del movimiento verde y los aspectos del movimiento nueva era surja una alternativa religiosa a la cristiandad y al islam. Y no es dificil imaginar qué forma tendría esta nueva religión. Una que requiriera un Dios trascendente que pudiera castigar y premiar porque los humans parecen necesitar una zanahoria y una estaca.

Uno se pregunta si los soldados de a pie bienintencionados de la Paz Verde y cosas similares realmente se dan cuenta de lo trastornado y anti-humano de las idelogías de estos “ceintíficos del clima”.
Para el profesor Shearman, al igual que para el marido de la reina de Inglaterra, el ser humano es un eco-tumor, un virus maligno que hay que controlar y extinguir.
El “Dios trascendente” de Spearman es el Dios Estado, que castiga al ciudadano esclavizado por cada eco-inftracción bajo el nuevo totalitarismo verde. Shearman aboga también por establecer centros especiales de reeducación donde los eco-zoombies sean entrenados para convertirse en una parte del ejército verde.
El capítulo 9 de sus libro describe en detalle cómo podríamos comenzar el proceso de construcción de tales universidades reales para educar a los eco-combatienes a luchar contra los enemigos de la vida. “Debemos acompañar esta educación con la misma dedicación empleada para educar a los guerreros. Como en Esparta estas elites naturales serán especialmente entrenadas desde la infancia para solucionar los problemas más acuciantes de nuestro tiempo”, escribe.
Otros “pensadores” y “expertos” con ideas similares son el gurú medioambientalista y alarmista del calentamiento global Pentti Linkola que ha hecho un llamamiento público por que los que niegan el cambio climático sean “reeducados en eco-gulags” , así como James Lovelock,creador de la Hipótesis Gaia que dijo a los medios recientemente que la democracia podía dejarse en ‘standby’ en aras a combatir el cambio climático;
o el autor y medioambientalista Keith Farnish, el cual en un libro reciente hizo un llamamiento para realizar actos de sabotage y terrorismo medioambiental para destruir las ciudades y retornar el planeta a la edad agraria;
o el prominente alarmista del calentamiento y aliado de Al Gore Dr. James Hansen que escribió el prólogo del libro de Farnish;

o el actual zar de la ciencia en la Casa Blanca   John P. Holdren que aboga por las más disctoriales y ecofascistas prácticas en nombre del medioambientalismo. En un libro escrito ya en 1977 llamado “Ecociencia”, Holdren llamaba por un “régimen planetario” para forzar aborciones y esterilización en masa, así como la introducción de drogas en el suministro de agua en un esfuerzo por eliminar el sobrante humano.
Otra figura destacada del ecofascismo es el   Dr. Eric R. Pianka, biólogo americano en la Universidad de Texas. Durante un discruso en la Academia de Ciencias de Texas en 2006 Pianka abogaba por la necesidad de exterminar al 90% de la población mundial por medio de virus ébola por medios aéreos.